Al momento de repasar la campaña deportiva de Walter Hernández siempre hay dos sucesos que se destacan: el título que logró en el Turismo Carretera en 1993, en su segunda temporada en la especialidad; y la sanción que recibió en 1994 por parte de la entidad teceísta cuando decidió no participar en competencias en ruta.
Si bien la singular medida que tomó la Asociación Corredores Turismo Carretera contra el piloto de Nicanor Otamendi repercutió en sus aspiraciones de lograr el bicampeonato, jamás se arrepintió por haberse negado a participar en ese tipo de carreras que consideraba inseguras. Es que los hechos avalaban su postura: el 22 de noviembre de 1992 había muerto Roberto Mouras en Lobos; mientras que el 27 de marzo de 1994, Osvaldo Morresi en La Plata…
Aquella carrera en suelo platense fue la que más afecto a Hernández, quien venía detrás del Pato cuando ocurrió el fatal accidente. Después de esa experiencia Walter se prometió no volver a competir en ruta -de las 16 fechas de aquel certamen tres eran en este tipo de trazados, dos en bases aéreas y el resto en autódromos-, pese a que era el gran favorito a lograr la corona.
Las declaraciones que hizo Hernández quejándose de la falta de seguridad en este tipo de escenario fueron cosas que la ACTC, entonces encabezada por Juan Carlos Deambrosi, no toleró porque “lesionaron los intereses de la propia Asociación”. En una medida que generó polémica, la entidad suspendió a Hernández por una fecha algo que terminó con las aspiraciones del piloto de lograr su segundo título consecutivo en la popular categoría.
“Era riesgoso correr en ruta. Los autos eran cada vez más veloces, sabía de qué se trataba correr en los semipermanentes. Viví los accidentes de Mouras y de Morresi. Varios pilotos dijimos que no corríamos más, pero yo mantuve mi postura. Esa decisión me jugó en contra para las aspiraciones del título de 1994”, recordó hace unos años Hernández en una entrevista a Carburando.
“Me dio más fama esa postura que el título. Fue un error de la categoría mantenerse con esa idea. La suspensión estuvo fuera de lugar. Pero eso me ayudó mucho en mi vida. Todo eso me hizo entender que las cosas no son como uno piensa. Me abrió las puertas en otro sentido y dejó una huella para tomar decisiones en momentos críticos. Mantenía mi palabra, pero dejaba un título. Mantener la palabra sirve para los negocios, para la vida”, reflexionó en aquella misma charla.
Efectivamente, después de lo sucedido Hernández logró un lugar dentro del automovilismo que le permitió seguir avanzado en su campaña e incluso llegar a ser piloto oficial de Volkswagen en el TC2000.
Pero el tiempo le dio la razón al Walter. El 16 de febrero de 1997 el TC se despidió definitivamente de la ruta con una competencia en El Triángulo del Tuyú en Santa Teresita.
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