La última carrera del Turismo Carretera en el autódromo Rosendo Hernández de San Luis ha dejado una estela de escándalo y controversia que atenta contra el prestigio de Asociación Corredores Turismo Carretera y hasta el resultado final de la temporada 2024. Eso se desprende de las recientes declaraciones de Rodolfo Di Meglio, propietario del Di Meglio Motorsport, quien ha salido al paso con una serie de dichos que han sacudido los cimientos de la popular categoría.
El escándalo estalló cuando varios autos fueron excluidos por irregularidades técnicas tras la competecnia. Todo se desató a partir de la denuncia de Esteban Gini contra los autos de Julián Santero, Juan Manuel Urcera y Facundo Ardusso, los tres primeros de la final.
La subsiguiente exclusión de los dos escoltas del ganador, sumadas a las de Juan Marín Trucco y Federico Iribarne dejaron al descubierto la veracidad de ciertos rumores sobre autos fuera de reglamento, que de hecho motivaron al propio Gini a realizar su descargo ante las autoridades.
Di Meglio, a cargo del auto de Trucco, contó en Campeones que el exceso de la cilindrada del motor utilizado en el Dodge Challenger que motivó la severa sanción se debió a un descuido al momento de armar un motor de repuesto, que reemplazó al que se venía utilizando habitualmente.
“Tuvimos una rotura el miércoles así que fuimos a correr con el de repuesto. Se le explicó a la técnica y se le dijo que tenía algo más de potencia, entre 3 y 4 caballos, así que nos hicieron bajar 200 vueltas en el régimen, girando a 8700 vueltas. Pero el técnico tuvo que obrar en consecuencia por la denuncia, ahora nos queda demostrar que estaremos en el mismo nivel que en Buenos Aires y San Luis, que no necesitamos nada”, admitió.
Más allá de la situación vivida por su propio equipo, Di Meglio fue tajante con todo lo sucedido en la pista puntana: “Se puso en un manto de sospecha a toda la categoría, no solamente a los denunciados… Esto se estaba yendo de las manos, le hace muy mal a la categoría. Es la mejor de Sudamérica y no necesita nada de esto”.
“Ahora nadie sabe qué tiene cada uno… Yo hablé y me trataron de charlatán, a lo mejor fui un Gini anticipado”, añadió, con un tono que mezcla desdén y resignación.
El desmoronamiento de la credibilidad del TC ha sido agravado por el hecho de que las nuevas medidas para uniformar las verificaciones técnicas, implementadas antes de la carrera, parecen haber llegado demasiado tarde. Di Meglio espera que el escándalo funcione como un catalizador para un cambio real en la categoría.
“Por otro lado está bueno que haya ocurrido. Ojalá que se tomen cartas en el asunto y que a partir de ahora las verificaciones puedan ser cruzadas y que gane el que tenga más capacidad,” expresó con un atisbo de esperanza.
“Hay que terminar con los comentarios… Se sigue diciendo que hay autos que pasaron la técnica y no estaban bien”, insistió, subrayando la necesidad de una acción decisiva para restaurar la integridad del campeonato.
La frustración de Di Meglio no es solo personal; es un reflejo del descontento generalizado en la comunidad del TC, donde los rumores de irregularidades han alcanzado un punto crítico.
El desafío para la ACTC es monumental. Si no se actúa con firmeza y transparencia, el TC corre el riesgo de perder no solo su prestigio sino también el apoyo ferviente de sus seguidores y la confianza de sus competidores. El clamor por un cambio es inminente, y el tiempo para restaurar el honor y la credibilidad de la categoría es ahora.