Más de diez años han pasado desde el accidente de esquí que dejó al alemán Michael Schumacher al borde de la muerte. Desde entonces, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 ha emprendido una ardua batalla por su recuperación, un camino plagado de incertidumbres y desafíos que su familia ha afrontado con admirable entereza y sacrificio.
Los esfuerzos por recuperar la salud de Schumacher han tenido un precio exorbitante. Se estima que la familia del Kaiser gasta alrededor de siete millones de euros al año en tratamientos médicos especializados, rehabilitación y cuidados intensivos. Según publicó hace unos días The Sun, el gasto total del tratamiento ya ha superado los 65 millones de euros.
Para cubrir estos gastos exorbitantes, Corinna Betsch, esposa de Schumi, ha tomado la difícil decisión de vender gran parte del patrimonio familiar. Mansiones, un jet privado y la valiosa colección de relojes de lujo del piloto han sido vendidos para financiar los tratamientos médicos.
Una de las primeras cosas de las que se desprendió Corinna fue de la mansión de Suiza, donde Michael fue trasladado poco después del accidente. Por esa propiedad consiguió 58,7 millones de euros. También vendió la residencia de vacaciones de la familia en Noruega y el avión privado por 31,6 millones de euros.
Recientemente, puso a subasta la impresionante colección de relojes de lujo de Michael. La joya de la colección fue un Patek Philippe de 1948 del cual solo existen 58 ejemplares en el mundo. Este reloj fue vendido por más de dos millones y medio de euros.
La decisión de desprenderse de bienes preciados no ha sido fácil para la familia Schumacher, aunque lo han hecho con el único objetivo de proveer a Michael con las mejores posibilidades de recuperación.
Incluso en alguna oportunidad la propia Corinna afirmó que la decisión de desprenderse de esos bienes también se debe a que su marido ya no las puede disfrutar…