
En el lujoso marco del puerto de Montecarlo, con el reflejo de los yates ondeando sobre las aguas y el rugido de los motores híbridos de la Fórmula 1 flotando en el aire, Stefano Domenicali no solo habló del glamour del presente: habló del vacío más doloroso del calendario de la Máxima: África, el único continente que, a pesar de tener historia, pasión y potencial, sigue mirando las carreras por televisión.
Han pasado más de 30 años desde que Kyalami -en las afueras de Johannesburgo- rugió por última vez con monoplazas de F.1. Aquel 14 de marzo de 1993, Alain Prost ganaba con Williams el GP de Sudáfrica y Ayrton Senna subía al podio en un McLaren impulsado por Ford. Desde entonces, el continente africano fue desplazado del radar, no por falta de historia ni de pasión, sino por una combinación de factores económicos, políticos y logísticos que siempre terminaron por frustrar las negociaciones. Pero eso puede cambiar.
DOMENICALI: “ESTAMOS HABLANDO CON TRES SEDES”
En un evento realizado a bordo del lujoso crucero Explora II en el marco del GP de Mónaco, el CEO de la Fórmula 1 reveló que hay conversaciones activas con tres lugares de África. No dio nombres, pero las cartas ya están sobre la mesa. Las fichas parecen estar entre Sudáfrica y Ruanda, dos países con posturas y contextos muy distintos.
La gran candidata histórica es Sudáfrica, donde el circuito de Kyalami ha sido el punto de encuentro para múltiples intentos fallidos de regreso desde 2023. La infraestructura existe, el trazado es desafiante, y la pasión del público está viva. Pero los costos de actualización, la falta de garantías a largo plazo y las tensiones internas han puesto freno a una confirmación.
Del otro lado aparece una nueva e inesperada opción: Ruanda. El presidente Paul Kagame sorprendió al mundo en diciembre al postular a su país como sede futura durante la gala de la FIA en Kigali. La propuesta es ambiciosa, moderna, y cuenta con un fuerte respaldo político. Pero el conflicto armado en el este del país, vinculado a la violencia en la vecina República Democrática del Congo, ha encendido las alarmas.

De hecho, el propio gobierno congoleño pidió en febrero a la Fórmula 1 que cese sus negociaciones con Ruanda debido al involucramiento del país en la crisis de los M23. Una muestra de que la geopolítica, otra vez, podría alejar a África del calendario.
¿POR QUÉ ÁFRICA SIGUE SIENDO UNA CUENTA PENDIENTE?
Mientras el calendario se expande a 24 fechas, incluyendo circuitos callejeros como Las Vegas o trazados modernos como Losail en Qatar, la pregunta resuena: ¿cómo es posible que un campeonato global ignore todo un continente? Domenicali fue claro: “No podemos ir a un nuevo lugar sin quedarnos por mucho tiempo. Necesitamos un proyecto sostenible.”
La F.1 ya aprendió de errores como India, Korea o Turquía. Correr por una única edición para salir a las apuradas no tiene sentido ni para los equipos ni para los organizadores. La apuesta es a largo plazo. Además, el calendario está lleno. Cada vez hay menos huecos. ¿A quién se saca para que entre África? ¿Qué sponsors se pierden si no se corre en Asia o Medio Oriente?
CAPE TOWN, LA CARTA BAJO LA MANGA
Hay una tercera opción, quizás la más lógica y seductora desde lo visual: Ciudad del Cabo. Con la icónica Table Mountain de fondo y una vocación turística global, Cape Town ya ha sido sede de ePrix de Fórmula E y cuenta con un plan ambicioso para construir un circuito callejero que combine velocidad y paisajismo.
El proyecto ha recibido apoyo de empresas privadas, pero aún no tiene la venia definitiva de la FIA ni de Liberty Media. De concretarse, sería un escenario tan impactante como Baku o Mónaco, pero con un espíritu africano y moderno.
EL CONTINENTE OLVIDADO MERECE SU LUGAR
Si la Fórmula 1 quiere ser realmente global, no puede seguir ignorando a África. Más allá de las tensiones políticas o los desafíos económicos, el mensaje es claro: hay pasión, historia y deseo. Kyalami espera. Kigali sueña. Ciudad del Cabo se prepara. Domenicali lo sabe y lo dice sin rodeos: “Nos falta un continente. Queremos conectar también con él.”
El tiempo corre. Y el rugido de un motor V6 en suelo africano sería más que un espectáculo: sería casi como un acto de justicia.