Desde su debut en 1971 hasta el fin de su producción en 1992, el De Tomaso Pantera se erigió como un ícono entre los automóviles deportivos. Conocido por su elegante diseño y su impresionante rendimiento, este modelo producido la empresa fundada por el argentino Alejandro De Tomaso cautivó a los entusiastas de la velocidad en todo el mundo.
El nombre “Pantera” refleja la agilidad y la ferocidad del automóvil. Diseñado por Tom Tjaarda de Carrozzeria Ghia, el Pantera adoptó un chasis monocasco de acero, marcando un hito en la construcción de De Tomaso.
Su debut en el Motor Show de Modena en 1970 y su posterior presentación en el Motor Show de Nueva York lo establecieron como un símbolo de innovación en el mundo del automóvil.
Equipado con un motor Ford Cleveland V8 de 5.8 L, el Pantera ofrecía una potencia excepcional de 330 caballos. Su transmisión ZF y sus frenos de disco en las cuatro ruedas garantizaban un rendimiento sobresaliente en carretera.
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De Tomaso vendió los derechos del Pantera a Ford, que distribuiría los automóviles en los Estados Unidos a través de sus concesionarios Lincoln-Mercury, mientras que Alejandro De Tomaso retuvo los derechos para comercializar el Pantera en Europa.
Tras el acuerdo, Ford comenzó a importar el Pantera para el mercado americano a fines de 1971. Los primeros 75 ejemplares fueron simplemente importaciones europeas y son conocidos por sus manijas de puertas con “pulsador” y carrocerías Carrozzeria Vignale construidas a mano. Aunque la calidad inicial enfrentó desafíos, mejoras posteriores impulsaron su reputación y desempeño.
La introducción del modelo GTS en 1972 elevó aún más su rendimiento, adaptándose a las demandas del mercado europeo y estadounidense. El GTS fue desarrollado para carreras del Grupo 3 y recibió un motor más potente con 345 caballos.
Ford dejó de importar el Pantera a Estados Unidos en 1975, habiendo vendido alrededor de 5.500 unidades de las 7.2000 producidas. De Tomaso continuó fabricando el automóvil con formas cada vez mayores de rendimiento y lujo durante casi dos décadas para venderlo en el resto del mundo.
Después de 1974, Ford discontinuó el motor Cleveland 351, pero la producción continuó en Australia hasta 1982. De Tomaso comenzó a adquirir sus motores en Australia una vez que cesaron los suministros estadounidenses. Estos motores se ajustaron en Suiza y estaban disponibles con una gama de potencias de hasta 360 CV.
A lo largo de su producción, el Pantera continuó evolucionando con mejoras en el diseño y la ingeniería. La introducción de modelos como el Pantera L y el GT5 amplió su alcance y atractivo, atrayendo la atención de los entusiastas y la prensa especializada.
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A pesar de enfrentar desafíos en la calidad inicial y la importación a Estados Unidos, el Pantera demostró su capacidad para adaptarse y mejorar con el tiempo. La colaboración con Ford y otras mejoras en la producción contribuyeron a su longevidad y éxito continuo en el mercado global.
UNA JOYA DE COLECCIÓN
Aunque la producción del De Tomaso Pantera cesó en 1992, este deportivo sigue vivo en el corazón de los aficionados. Muchos entusiastas continúan restaurando y manteniendo los Pantera originales, preservando su autenticidad y valor histórico.
El coleccionismo de Panteras restaurados ha crecido en popularidad, con ejemplares bien conservados alcanzando precios significativos en subastas. Un ejemploe es el De Tomaso Pantera by Ghia de 1971 que ilustra este artículo que fue vendido en 84.000 dólares por RM Sotheby’s en 2019 .
Además de la restauración fiel a la versión original, también hay una tendencia creciente hacia proyectos de personalización y modificación. Los propietarios de Pantera buscan mejorar el rendimiento, la estética y la comodidad de sus vehículos mediante la instalación de tecnología moderna y mejoras de ingeniería.
El De Tomaso Pantera representa la combinación perfecta entre el diseño italiano, la potencia americana y la ingeniería de vanguardia. Con su estilo atemporal y su rendimiento impresionante, continúa cautivando a los amantes del automovilismo en todo el mundo. Su legado perdura como un testimonio de la creatividad y la pasión en la industria automotriz, recordándonos que los verdaderos clásicos nunca pasan de moda.
