
McLaren Racing anunció que se retirará de la Fórmula E al cierre de la temporada actual, en lo que representa un movimiento estratégico más que un fracaso competitivo. La decisión, explicaron desde la compañía, llega tras una revisión integral de sus programas deportivos. En el horizonte, se impone un nuevo foco: fortalecer su presencia en la Fórmula 1, IndyCar y preparar su desembarco en el Mundial de Resistencia (WEC) a partir de 2027 con un hypercar de desarrollo propio.
“El momento es el adecuado para explorar otras oportunidades que se alinean mejor con la dirección estratégica general de McLaren Racing”, declaró Zak Brown, CEO de la compañía. La frase, de corte corporativo, resume una jugada que no es menor: abandonar una categoría con 400 millones de fans en todo el mundo para regresar a escenarios donde la historia y la exposición global pesan más que la innovación tecnológica.
McLaren ingresó a la Fórmula E para la temporada 2022-2023, tras heredar la estructura del equipo Mercedes-EQ que se retiró ese mismo año. Bajo el liderazgo de Ian James, la escuadra operó de forma independiente a los equipos de F.1 e IndyCar, con el patrocinio de NEOM -el ambicioso proyecto urbano de Arabia Saudita- y una alineación técnica de primer nivel.
Hasta el momento, en su tercera temporada, el equipo marcha tercero en el campeonato, lo que evidencia que los resultados deportivos no fueron el problema. La salida, según confirman desde el paddock, tiene más que ver con la rentabilidad de la inversión, el posicionamiento de marca y las oportunidades comerciales a mediano plazo.
LA RESISTENCIA COMO PRÓXIMO DESTINO
El anuncio más llamativo de este giro estratégico es, sin dudas, la confirmación del regreso de McLaren al Mundial de Resistencia en 2027, dentro de la clase Hypercar. El equipo británico trabaja en el desarrollo de un vehículo que cumpla con los reglamentos LMH o LMDh, lo que marcaría su retorno a Le Mans por primera vez desde aquella épica victoria en 1995 con el McLaren F1 GTR.
Esa edición, aún hoy, se recuerda como uno de los mayores golpes de efecto de un constructor en la historia de las 24 Horas: un auto nacido para la ruta que venció a prototipos diseñados para resistir el infierno de Sarthe. Volver a esa carrera no es solo una cuestión de nostalgia, sino un paso hacia el reposicionamiento de McLaren en el terreno donde convergen tecnología, rendimiento y storytelling.

El WEC, en pleno auge por el nuevo reglamento y el desembarco de marcas como Ferrari, Toyota, Porsche, Peugeot, Alpine y BMW, representa un campo ideal para una firma que busca reconectarse con sus raíces sin perder de vista las exigencias del presente.
¿Y EL FUTURO DEL EQUIPO DE FÓRMULA E?
Pese a la salida de McLaren, el equipo que compite actualmente no desaparecerá. En el mismo comunicado, Zak Brown aclaró que se trabaja para “asegurar un nuevo propietario” que dé continuidad a la estructura. La Fórmula E, por su parte, confirmó que mantiene “conversaciones positivas con potenciales socios e inversores”, lo que garantiza la permanencia del equipo en la parrilla, aunque probablemente bajo un nuevo nombre y liderazgo.
“Reconocemos que el entorno comercial en el motorsport es dinámico y sujeto a cambios”, señalaron desde la categoría. La frase sintetiza una verdad incómoda: la Fórmula E, pese a su crecimiento y respaldo institucional, aún lucha por consolidarse como un negocio rentable para marcas como McLaren.
Por ahora, el equipo continuará compitiendo bajo la bandera naranja hasta la última carrera de la temporada. Y luego, como tantos otros antes, mutará en otra identidad, conservando talento, tecnología y estructura.
UNA APUESTA POR EL ADN DE SIEMPRE
Esta salida no debería leerse como un paso atrás. Es, más bien, un reposicionamiento hacia las zonas donde McLaren siempre supo brillar. A lo largo de su historia, la marca británica construyó su identidad en torno a la velocidad pura, la precisión técnica y las batallas cuerpo a cuerpo en los trazados más exigentes del mundo.
Y aunque la Fórmula E ofrecía innovación y un nuevo tipo de espectáculo, McLaren optó por volver a las ligas donde el prestigio todavía se mide en trofeos pesados, no en métricas digitales.
Para quienes siguen a McLaren desde sus días con Ayrton Senna y Alain Prost, o más recientemente con Lando Norris y Oscar Piastri, esta decisión es coherente. Vuelve el foco total a la F1, donde hoy son campeones de constructores, y se suma un nuevo proyecto de altísimo impacto en resistencia. IndyCar, por su parte, seguirá como plataforma clave en el mercado estadounidense, cada vez más atractivo para las automotrices y los sponsors.
Y Le Mans… bueno, Le Mans siempre fue más que una carrera. Es un símbolo. Y McLaren quiere volver a grabar su nombre en esa historia.