A mediados de 2005, el equipo BAR de Fórmula 1 se propuso modificar uno de sus autos en busca de un récord mundial: superar los 400 km/h, velocidad jamás alcanzada por un bólido de la máxima categoría.
La escudería británica, que había nacido en 1999 tras la adquisición de Tyrrell, puso manos a la obra en uno de los chasis del BAR 007 utilizado en aquel torneo por el inglés Jenson Button y el japonés Takuma Sato y lo acondicionó para el importante desafío.
Unas pruebas realizadas en el aeropuerto de Mojave, en Estados Unidos, los había entusiasmado: el sudafricano Alan van der Merwe, tester del equipo, había superado cómodamente la velocidad objetivo al establecer 413 km/h con ese F.1 reformado. Desafortunadamente, el anegamiento del salar de Bonneville, la meca de los récords de velocidad, obligó a posponer el desafío para el año siguiente.
Al final de la temporada Honda compró BAR, pero eso no se interpuso en el proyecto. La marca japonesa decidió continuar y lo bautizó como Bonneville 400. Utilizó el mismo chasis BAR 007 de los ensayos, aunque lo renombró como Honda RA106.
El paquete aerodinámico del Honda RA106 se varió aún más con un mínimo de carga para mantenerlo estable. Además, se le colocó un motor V8 de 2.4 litros en línea con el reglamento de F.1 estrenado en 2006 en sustitución del impulsor V10 de 3.0 litros utilizado hasta el 2005. Por último, se preparó la caja de cambios con una marcha superior más alta de lo normal.
El intento de récord se puso en marcha el lunes 17 de julio de 2006 de la mejor manera posible: Van der Merwe logró una velocidad promedio de 354,898 km/h en dos recorridos de una milla y medida (2.413 metros) sobre una recta de siete millas (11,2 kilómetros).
Con el diferencial dañado por una falla en el eje de transmisión, Van der Merwe estableció el viernes 21 los récords que aún están vigentes: 397,03 km/h para la milla lanzada y 397,360 km/h para el kilómetro lanzado. Aunque las velocidades medias apenas alcanzaron el objetivo de 400 km/h, el equipo tuvo la satisfacción de verlo superado en una de las tandas.
“En general el sentimiento es de satisfacción con lo que logramos”, dijo Van der Merwe en su momento. “Hubiera sido bueno tener un número redondo para el registro, pero quedamos a solo 2,5 km/h de eso. De hecho, sabemos que con un clima más favorable que el que tuvimos podríamos haber logrado el objetivo. La verdad fue fantástico establecer el récord y muy gratificante alcanzar los 400 km/h”.
Después del desafío de las Bonneville 400, el Honda RA106 jamás volvió a rodar. En 2010 fue comprado por un coleccionista que pagó 57.700 dólares. El auto carecía del motor y la caja, aunque aún tenía manchas de la sal de aquel día en el que logró convertirse en el F.1 más veloz de la historia.