En 1921 se inauguró AVUS, un circuito berlinés de alta velocidad con una temible curva peraltada que en su época fue escenario de carreras legendarias. Durante mucho tiempo fue la pista emblema del deporte motor germano, honor que luego compartió con Nürburgring, inaugurado en 1925.
El trazado, que aún existe, está ubicado en el distrito del sudoeste de Berlín y une Stadtring en el cruce de Funkturm, en Charlottenburg; con Nikolassee. Atraviesa el bosque de Grunewald a lo largo de la histórica carretera Königsweg de Charlottenburg a Potsdam y la línea ferroviaria paralela Berlín-Blankenheim.
El nombre de AVUS corresponde a la sigla en alemán de Carretera de Tráfico y Pista de Pruebas. Originalmente constaba de dos rectas que sumaban 8,2 kilómetros (se inauguró con una versión de 19 kilómetros), con dos curvas muy pronunciadas en sus extremos. En 1937 se sustituyó una de ellas por una curva peraltada para así dar aún mayor rapidez al trazado.
La curva norte, revestida de ladrillos y famosa por su peligrosidad, tenía una vertiginosa inclinación de 43 grados (como referencia las curvas de Indianápolis tienen 11° y las del Daytona International Speedway, 31°…), un radio de 184 metros y una altura de más de 12 metros. La velocidad máxima que se podía alcanzar en ese sector era de 180 km/h.
Durante la década de 1930 fue escenario de varias competencias para autos de Grand Prix con la batalla entre Mercedes y Auto Union como gran condimento. Eran carreras de elevadísimos promedios de velocidad: entre 275 y 280 km/h.
La disputa entre las automotrices en AVUS no solo se daba en pruebas automovilísticas, sino también en desafíos de velocidad donde cada marca desarrollaba prototipos especiales que tenían el único objetivo de romper el velocímetro.
Sobre la base de un W125, Mercedes-Benz creó en 1938 un auto que le permitió a Rudolf Caracciola conseguir el récord de 438 km/h. Así dejó atrás a Bernd Rosemeyer y su Auto Union V16 que solo logró alcanzar los 437 km/h.
El viraje peraltado era, sin duda, complicado: a Juan Manuel Fangio le provocaba dolor de cabeza, a Wolfgang Graf Berghe von Trips le producía mareos y a Hans Herrmann la fuerza centrífuga le presionaba la cabeza hacia abajo de tal manera que solo podía ver los pedales del coche. Además, entre los ladrillos del revestimiento crecía musgo, por lo que la curva norte siempre estaba un poco húmeda y resbaladiza.
El particular trazado fue escenario de una carrera de Fórmula 1 sin puntos en 1954. La carrera tuvo como poleman a Fangio, quien se llevó como premio por dominar la clasificación a 226 km/h de media un hermoso volante hecho a mano por artistas artesanos. En carrera el Chueco fue segundo detrás de su compañero Karl Kling, a quien supuestamente dejó ganar para que se luciese ante su público.
La única carrera puntuable por el Mundial de Fórmula 1 que se disputó en AVUS fue la edición de 1959 del Gran Premio de Alemania. Ganó el inglés Tony Brooks (Ferrari) a un promedio de 230,686 km/h.
AVUS logró resistir al paso del tiempo, aunque perdió la batalla con Nürburgring, hoy considerado como la catedral del automovilismo alemán. En la actualidad es utilizado por categorías alemanas en una versión reducida de unos cuatro kilómetros.
