El 2 de mayo de 2018 la Australian House en Londres (Inglaterra) fue escenario de la presentación de Brabham Automotive, sucesora del icónico equipo de Fórmula 1 que renacía luego de un cuarto de siglo fuera de los circuitos.
En los dos años que pasaron, la marca afincada en Australia y que lleva el nombre del múltiple campeón Jack Brabham fue cumpliendo a rajatabla el cronograma anunciado en la presentación del BT62, un flamante súper deportivo limitado a sólo 70 unidades.
El fantástico coche australiano fue desarrollado inicialmente para manejarlo exclusivamente en la pista, pero terminaron lanzándose tanto variantes de competición como de uso urbano. Más allá de eso, todas las versiones montan el mismo motor: un V8 de 5.4 litros aspirado que genera 700 CV de potencia y que está asociado a una transmisión secuencial de seis cambios.
Por encima de su chasis tubular presenta una carrocería de fibra de carbono, lo que hace que su peso sea de apenas 972 kilos (en seco). Sin embargo, al llegar a los 300 km/h ofrece 1.600 kilos de carga debido a su aerodinámica activa, lo que lo sitúa muy por encima de modelos como el McLaren Senna y el Ferrari FxxK Evo.
Tras su presentación en el Festival de la Velocidad de Goodwood 2018, Brabham primero probó el modelo en distintos circuitos del mundo y luego comenzó a venderlo. Se fabricó en su impresionante planta de 2.500 metros cuadrados levantada en Adelaida, al sur de Australia.
Ya a mediados de 2019 lanzó la división Brabham Motorsport. El objetivo del departamento liderado por David Brabham, director deportivo de la marca e hijo del propio Jack, es desarrollar un programa para el BT62 y prepararlo de cara a las 24 Horas de Le Mans de 2022, cuando la nueva normativa de los hiper deportivos ya esté en vigor.
A finales del año pasado apareció el BT62 Competition, el modelo de competición para equipos profesionales y carrera/clientes. Aquello coincidió con el exitoso regreso de Brabham a las pistas en la fecha final de la Dunlop Britcar Endurance Series disputada en Brands Hatch, con un BT62 conducido por el propio David Brabham y el británico Will Powell.
Esta fue la primera participación de la marca en una carrera desde 1992, la primera victoria desde 1985 y el primer triunfo de un Brabham manejando un auto de su propia familia desde 1970.
En lo inmediato, Brabham Automotive participará de manera oficial en la categoría británica de resistencia a través de varias escuderías, que utilizarán el BT62 y el BT62 Competition.
Tras la celebración de los dos años de vida la marca tiene como próximo paso lanzar el BT62R, la versión de calle anunciada algunos meses después de su debut. Será en junio, siempre y cuando el coronavirus lo permita.
Esta tercera variante de la familia BT62 compartirá el chasis, el tren motriz y su dinámica deportiva con las versiones de competición, pero tendrá una aerodinámica menos agresiva, un mayor nivel de lujo y confort interior y una suspensión a la que se la revisó e incluyó amortiguadores de aire.
Más adelante, llegarán más autos: “Tenemos una visión clara de a dónde queremos llevar a Brabham Automotive. El BT62 es el primero de muchos coches que vamos a traer al mercado, algunos de los cuales ya están en fase de diseño”, indicó Dan Marks, el CEO de la compañía.
Brabham Motorport fue fundada en 1960 por los australianos Jack Brabham y Ron Tauranac y en 32 años se adjudicó dos campeonatos de constructores de Fórmula 1 (1966 y 1967) y cuatro títulos de pilotos, en manos del propio Jack (único en ganar un título de F.1 a bordo de un auto con su nombre) en 1966, del neocelandés Denny Hulme en 1967 y del brasileño Nelson Piquet en 1981 y 1983.
Hasta su desaparición en 1992, Brabham disputó 403 Grandes Premios, obteniendo 35 victorias, 120 podios y 40 pole positions. No por nada está en la historia grande del automovilismo mundial.