
Este grupo, nacido en 2012 bajo el nombre de Cartivator, anunció que reunió una ayuda de 345.000 euros para los tres próximos años de 15 compañías del grupo Toyota, incluido el propio constructor.
Los ingenieros implicados, procedentes de diferentes empresas, dicen desarrollar este auto futurista bautizado SkyDrive en su tiempo libre. “De aquí a 2018 prevemos terminar un prototipo”, precisó Tsubasa Nakamura, responsable técnico de Cartivator, para quien el objetivo es “encender la llama en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de 2020”.
“Queremos crear un mundo en el que cualquiera pueda volar en el cielo en cualquier momento para 2050″, con la finalidad de desatascar el transporte urbano, en particular en los países desarrollados donde el número de automovilistas está llamado a dispararse, explican los defensores del proyecto.
SkyDrive, de 2,90 m de largo por 1,30 m de ancho, podrá volar a 100 km/h a una altura de 10 metros y rodar sobre tres ruedas a 150 km/h, con un único conductor-piloto a bordo.
Otras grandes empresas han empezado a imaginar recientemente autos voladores. El servicio estadounidense de reserva de autos con conductor Uber anunció en abril una serie de asociaciones gracias a las cuales espera realizar de aquí a 2020 las primeras demostraciones de un sistema futurista de transporte a la demanda, utilizando pequeños aparatos aéreos.
Al cofundador del gigante de Internet estadounidense Google, Larry Page, también le seduce la idea y respalda proyectos en este sentido, como también lo hace el grupo europeo Airbus.
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