Solo unos días después de la muerte de Guido Falaschi, producida el 13 de noviembre de 2011 durante la final del Turismo Carretera en Balcarce, Oscar Aventin, entonces presidente de la Asociación Corredores Turismo Carretera, aseguró que la fatalidad se había hecho presente aquel domingo y que “fallar, no falló nada”…
¿Cómo que no falló nada? ¿Y las gomas sin atar en las curvas en las que se pegaron Leonel Larrauri y el propio Guido? ¿Y la tierra que se levantó tras el despiste del piloto de Dodge y que limitó la visibilidad de los participantes que venían atrás? ¿Y las falencias en la vía de escape de la curva 1 donde se accidentó Agustín Canapino el viernes?
Aquel fin de semana en Balcarce fallaron muchas cosas en el aspecto de seguridad, algo que por esa época se repetía en otros circuitos y en diferentes categorías. Por más que Aventin insistía en que la muerte de Falaschi no fue por alguna “falla” las pruebas que estuvieron a la vista de todos demostraron lo contrario.
Tal vez lo más grave sean los neumáticos de contención… A simple vista se notó que las gomas no estaban fijadas, como indican las normas de seguridad de la Federación Internacional del Automóvil (pese a que el Puma dijo que la entidad que preside sigue esas normativas). Eso provocó que ante el impacto de los vehículos se desparramaran por todo el circuito y no cumplieran con su verdadera función: contener a los autos. Por eso el Falcon de Falaschi se fue al medio de la pista ayudado por un toque de Guillermo Ortelli.
El mejor ejemplo de la eficacia de este sistema se vio en una carrera de TC2000 en Potrero de los Funes también en 2011 cuando se despistó Alejandro González. Fue derecho a las gomas y pegó de trompa. Ninguna se separó, ninguna salió de su lugar…
De acuerdo a la FIA, la pila de neumáticos reglamentaria está conformada por cubiertas de autos de turismo -no de camión como había en Balcarce-, de diámetro uniforme, unidas entre sí para lograr una barrera homogénea de tres filas de profundidad como máximo y de una altura de un metro como mínimo, apoyadas sobre una barrera rígida permanente (muro flexible o guardrail). La norma también especifica que -de preferencia- la pila de neumáticos abulonados debe seguir un patrón escalonado para formar sectores que sean fácilmente transportables.
Tampoco era noticia nueva en nuestro automovilismo que una polvareda sobrevolara un circuito como ocurrió tras el despiste de Leo Larrauri. En el 2007 en el incidente que le costó la vida a Guillermo Castellanos en Comodoro Rivadavia, también en el TC, sucedió lo mismo y así continuó hasta el accidente de Falaschi.
En el caso del Juan Manuel Fangio, varias banquinas estaban con tierra porque las obras de remodelación se terminaron con los justo y no hubo tiempo suficiente para mejorarlas.
Siguiendo las reglamentaciones de la FIA, el dimensionamiento de las vías de escape está relacionado en base a la trayectoria ideal de los vehículos. El organismo desarrolló tablas para determinar la dimensión de las escapatorias en función de la velocidad a la que se pierde el control del auto y la distancia recorrida en asfalto para garantizar la detención del vehículo antes de alcanzar las pilas de neumáticos. Claro que en Balcarce esto se complica debido a estar emplazado en medio de una sierra…
Como se ve, en el Juan Manuel Fangio aquel fin de semana de noviembre de hace una década fallaron varias cosas y Guido Falaschi lo pagó con su vida.