
En el sur argentino, cuando el otoño empieza a vestirse de blanco, hay caminos que invitan a la contemplación… y otros que exigen el alma de un todoterreno. Esa dualidad fue la esencia de la experiencia Tremor organizada por Ford Argentina, un media drive que combinó naturaleza imponente, ingeniería aplicada y algo más profundo: la necesidad de sentir que el vehículo que conducís está preparado para cualquier cosa. Incluso cuando vos no lo estás.
Con base en el histórico Hotel Correntoso, en Villa La Angostura, la marca del óvalo reunió a un grupo de periodistas y embajadores para presentar en sociedad la nueva integrante de la familia Tremor: la Ford Maverick. Y lo hizo de la mejor manera posible: junto a su hermana mayor, la imponente Ford F-150 Tremor, en un entorno natural perfecto para ponerlas a prueba sin filtros.
FAMILIA TREMOR: DISEÑO FUNCIONAL, ADN OFF-ROAD
Hablar de la línea Tremor es meterse en el ADN más puro de Ford cuando se trata de salir del camino marcado. Y no, no estamos ante simples versiones especiales con fenders más grandes o calcomanías coloridas. La palabra “Tremor” no es un apellido de ocasión: es un manifiesto de ingeniería con propósito. Un lenguaje común que une a varias pick-ups bajo una misma filosofía, pero sin perder identidad ni carácter.
Si la familia Raptor representa el costado más radical del off-road -el que se alimenta de la competencia, la velocidad en dunas y los saltos de película-, la gama Tremor va por otro carril, igual de desafiante pero más terrenal, más cercana. Está pensada para quienes buscan un vehículo que supere obstáculos reales, con tracción inteligente, hardware reforzado y diseño funcional. En otras palabras, para los que eligen caminos que no aparecen en Google Maps, pero quieren volver a casa sin pasar por un mecánico.
La clave está en que la capacidad off-road no se agrega, nace con ellas. Desde fábrica, las Tremor vienen listas para embarrarse, escalar piedras o atravesar nieve profunda. No se trata de una estética aventurera con alma citadina. Todo lo contrario: son herramientas robustas, con tecnología pensada para superar terrenos difíciles sin resignar confort.
Esto se traduce en una serie de elementos estructurales y visuales que las diferencian de inmediato del resto de la gama. Para empezar, los detalles en color naranja cobre actúan como una firma visual que anuncia que esta no es una Ford más. Es una Tremor. Ganchos de rescate a la vista, protecciones metálicas en los bajos, neumáticos todoterreno con mayor perfil, suspensión reforzada, ángulos de ataque y salida mejorados, diferencial trasero bloqueable, modos de manejo específicos, y un trabajo de calibración mecánica y electrónica que responde a las exigencias más extremas.
Pero esa robustez no va en contra del confort. Al contrario, la filosofía Tremor apunta a un equilibrio inteligente: permitirte cruzar un bosque nevado, vadear un arroyo o enfrentarte a una bajada de piedra con la misma tranquilidad con la que podrías conducir por una autopista de primer nivel. Y eso es lo que hace diferente a esta propuesta de Ford.
DEL CORRENTOSO AL LAGO HERMOSO
La primera parte del recorrido fue sobre asfalto, desde el hotel hasta el Lago Hermoso. Un tramo de la famosa Ruta de los Siete Lagos que, aunque asfaltado, exigía atención por las condiciones climáticas. Allí nos tocó viajar en la F-150 Tremor junto a los colegas Hernando Calaza y José Luis Denari y Marcelo Ramos, gerente de Marketing de Ford Argentina. Una cabina con más historia que un documental de Netflix y más opiniones que un foro de Reddit.
En ese trayecto, la F-150 Tremor se comportó con aplomo absoluto. Con el motor Coyote V8 5.0 litros, 406 CV y 556 Nm apenas ronroneando en modo crucero, el confort era de primer nivel: butacas calefaccionadas, conectividad total gracias al SYNC 4 y una sensación de dominio difícil de replicar. A pesar de su tamaño, la pick-up se desplaza con soltura, y lo más sorprendente es su capacidad para absorber irregularidades del camino sin trasladar vibraciones a la cabina.
Pero el asfalto, por más que cruce paisajes de postal, no es el hábitat natural de la línea Tremor. El plato fuerte estaba reservado para después…
LA F-150 TREMOR MOSTRÓ LOS DIENTES
En una zona especialmente preparada para la ocasión, Ford desplegó un circuito off-road técnico y desafiante. Allí la F-150 Tremor demostró todo lo que la hoja de especificaciones promete… y más.
Subidas empinadas, bajadas de tierra suelta, barro, piedras sueltas y hasta pasos con cruce de ejes: todos los ingredientes necesarios para poner a prueba la suspensión off-road con amortiguadores reforzados, los neumáticos All-Terrain 275/70 R18, los protectores de bajos y, por supuesto, el sistema de tracción 4WD con opciones de 4×2, 4×4 alta, baja y automática, además de siete modos de manejo.
En Rock Crawl, el sistema actúa como un copiloto invisible: gestiona el acelerador, el freno y la respuesta del motor para que el conductor solo se concentre en la dirección. En la práctica, te permite sortear obstáculos como si llevaras años en el rally Dakar, aunque sea tu primera vez lejos del pavimento.
También es clave el bloqueo electrónico del diferencial trasero, que garantiza tracción constante en condiciones desparejas. Con esa ayuda, ninguna rueda queda colgada ni patina sin sentido.
UN RESPIRO GOURMET ANTES DE VOLVER
Antes de emprender el regreso desde Lago Hermoso, y mientras el sol comenzaba a teñir de cobre las cumbres nevadas, hubo tiempo para una pausa distinta. En el mítico entorno montañoso, salpicado por las primeras nevadas de la temporada, la experiencia terminó de completarse con el calor de la alta cocina de Germán Martitegui.
Embajador de la marca del óvalo, Martitegui recurrió a ingredientes autóctonos de la región -hongos de pino, trucha patagónica, hierbas silvestres- para crear los manjares que ofreció personalmente a los convocados a lo largo de su estadía. Fue el maridaje perfecto entre aventura y placer. La confirmación de que Ford no quería solo mostrar un producto, sino generar una vivencia.
MAVERICK TREMOR: MENOS TAMAÑO, LA MISMA ACTITUD
De regreso al hotel, el turno fue de la Maverick Tremor. A priori, la pick-up compacta parecía más civilizada. Pero bastó un rato en su cabina y unos kilómetros de ruta para que esa percepción cambiara. Porque sí: la Maverick Tremor es más chica, pero no menos capaz.
El motor EcoBoost 2.0 turbo entrega 253 CV y 375 Nm que, en una carrocería más liviana, se traducen en agilidad y respuesta inmediata. La suspensión, con topes hidráulicos especiales, y el despeje aumentado (231 mm) la vuelven sorprendentemente capaz en caminos rurales o irregulares. Y si bien en esta ocasión no tuvo su propio circuito off-road, Ford ya la había puesto a prueba en otras condiciones, y lo cierto es que se siente lista para enfrentar mucho más que adoquines urbanos.
Su punto fuerte es la tecnología: cámara 360 grados, Trail Control (una especie de control de crucero para el barro), modos de conducción adaptativos (seis en total) y levas al volante que permiten una conducción más precisa en zonas técnicas. Además, como en la F-150, equipa el sistema SYNC 4 con pantalla de 13,2”, FordPass Connect y el paquete de asistencias Co-Pilot 360.
Tanto en la F-150 como en la Maverick, la experiencia de manejo transmite lo mismo: confianza. Esa sensación de que, aunque el terreno se vuelva hostil, hay una ingeniería debajo tuyo que está lista para lo que venga. Que los neumáticos van a agarrar, que los sistemas de asistencia van a intervenir cuando sea necesario, y que nada -ni el barro, ni la inclinación, ni una rueda en el aire- va a detenerte.
La familia Tremor es eso. No una moda. No una edición limitada. Un concepto transversal que redefine lo que entendemos por aventura off-road.
LA EXPERIENCIA TREMOR EN LA PATAGONIA EN FOTOS
Las fotos publicadas en esta galería fueron tomadas con un moto g75 5G.