Nadie puede discutir el talento de Carlos Alberto Reutemann al volante de un auto de carreras. Tal vez la mejor muestra de ello sean sus 12 de victorias en la Fórmula 1, con el subcampeonato de 1981 incluido, y sus dos podios en el Mundial de Rally en las ediciones de 1980 y 1985 del Rally de Argentina.
La primera incursión del santafesino en el WRC coincidió con el debut de la prueba argentina dentro del calendario de la categoría. Con un Fiat 131 Abarth terminó tercero en la competencia que se realizó por caminos de las provincias de Tucumán y Catamarca y que ganó el alemán Walter Röhrl con un auto similar.
Aquella experiencia la hizo en medio de su campaña en la Máxima y solo un par de meses después de su rutilante victoria en el Gran Premio de Mónaco sobre un Williams-Ford.
Aunque su participación tenía como objetivo promocionar la primera edición del Rally de Argentina, que con el paso del tiempo se convirtió en un clásico de la especialidad, Reutemann sacó a relucir esa experiencia adquirida en sus primeros años de automovilismo sobre vehículos de Turismo.
A base de regularidad y buenos parciales llegó al final de la carrera a 46 minutos de Röhrl y a media hora del segundo, el finlandés Hannu Mikkola (Mercedes Benz 500 SLC).
La segunda experiencia de Reutemann fue cuando ya estaba retirado, aunque con el talento intacto. Esta vez repitió el tercer lugar con un Peugeot 205 Turbo 16 y por caminos de la provincia de Córdoba.
La posibilidad de volver a correr en el Mundial de Rally surgió de una iniciativa del francés Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional del Automóvil y que en esa época era responsable del equipo oficial Peugeot.
Reutemann -siempre muy puntilloso en los detalles- aceptó la invitación después de ver los planos del auto mientras Peugeot Sport lo estaba construyendo.
Aquel 205 T16 estaba encuadrado dentro del reglamento de Grupo B. Es decir que era una verdadera bestia. Tal vez por eso el santafesino siempre afirmó que fue uno de los mejores autos que manejó.
“Es un verdadero fórmula y, técnicamente, revolucionario por su motor, distribución de peso, reglajes de suspensiones y geometría”, analizó en aquel momento el Lole.
Aunque perdió entre dos y tres segundos por kilómetros en la primera etapa, después le tomó el ritmo a la prueba -y al auto- y finalizó tercero a media hora del ganador, su compañero finlandés Timo Salonen; y a 13 minutos del segundo, el austríaco Wilfried Wiedner (Audi quattro A2).
Con estos resultados Carlos Alberto Reutemann demostró su ductilidad detrás del volante de un vehículo y, al mismo tiempo, entró en la historia al convertirse en el único piloto que corrió en Fórmula 1 y subió al podio en el WRC.