Cuando la temporada de 1958 de la Fórmula 1 llegó a su fin, el inglés Mike Hawthorn decidió concluir su campaña deportiva. Había conseguido el título que tanto añoraba y ahora quería disfrutar de su familia. Ya estaba cansado de esquivarle a la muerte en los Grandes Premios y, además, sabía que su salud iba a deteriorarse producto de una enfermedad renal.
Hawthorn había debutado en la naciente F.1 en 1952, solo dos años después de comenzar su campaña deportiva. Tras un par de buenos resultados aquel año fue reclutado para Ferrari para el torneo siguiente. Con la Scuderia logró su primer éxito en el GP de Francia de 1953 tras un acalorado duelo con el argentino Juan Manuel Fangio y repitió triunfo en 1954 al imponerse en el GP de España.
Sin embargo, su deseo de correr con una marca británica lo llevó a Vanwall primero y luego a BRM. Sin lograr los resultados esperados, Hawthorn decidió aprovechar la buena relación que mantenía con Enzo Ferrari y volvió al team de Maranello en 1957.
El piloto británico volvió así a ser protagonista y renovó su sueño de ser campeón. Finalmente, en 1958 tuvo su momento de gloria. Al triunfo que logró en el GP de Francia le sumó la corona. Había logrado lo que se había propuesto cuando a principios de los ’50 comenzó con los cursos de conducción deportiva en el circuito de Brooklands: ser el mejor.
Inmediatamente después de ganar el título, Hawthorn se retiró de la F.1, una decisión que probablemente fue influenciada por las dos muertes en la temporada. Su compañero y compatriota Peter Collins murió en el Nurburgring y pocas semanas después fue el turno del italiano Luigi Musso en Francia. Además, Hawthorn había sido diagnosticado con una enfermedad renal y sabía que su condición pronto se volvería terminal.
Hawthorn se convertiría así en el primer campeón mundial en no defender su título, algo que hicieron más tarde el escocés Jackie Stewart, el inglés Nigel Mansell, el francés Alain Prost y el alemán Nico Rosberg. Tras su retirada, Hawthorn tomó el control del negocio que había heredado de su padre en Fareham, Surrey.
En la mañana del 22 de enero de 1959, mientras se dirigía a Londres, chocó con un camión y un árbol en un día lluvioso. Hawthorn falleció por las heridas en la cabeza y las causas del accidente nunca fueron aclarados. Tenía solo 29 años y solo habían pasado 95 días de su congración.
Hawthorn fue el segundo campeón mundial de F.1 en fallecer después del italiano Alberto Ascari en un accidente en unas pruebas en Monza en 1955. También tiene el récord compartido con el estadounidense Phil Hill de ser el campeón mundial con menos victorias en la categoría.
A pesar de su corta carrera, Hawthorn dejó una gran impresión en el mundo del automovilismo. Fue conocido por su valentía en la pista y su estilo de conducción agresivo. También por su gran personalidad y su sentido del humor.
LA TRAGEDIA DE LE MANS Y LA ACTITUD DE HAWTHORN
En 1955, Mike Hawthorn participó en las 24 Horas de Le Mans con un Jaguar. Durante la carrera hubo un accidente en el que fallecieron 83 espectadores.
El accidente ocurrió en la curva de Indianápolis, cuando el automóvil de Hawthorn y el del piloto francés Pierre Levegh chocaron. El coche de Levegh se desintegró y voló hacia la multitud, causando una gran cantidad de daños y muertes.
A pesar de que Hawthorn no tuvo ninguna responsabilidad directa en el accidente, su nombre ha sido asociado con él debido a su acción posterior. En lugar de detener su carrera para ayudar en las operaciones de rescate, Hawthorn decidió continuar y terminar la competencia, que ganó en compañía Ivor Bueb. Esta decisión fue criticada por muchos y ha sido vista como insensible e insensible.
Hawthorn se disculpó públicamente por su acción y donó su premio de carrera a las víctimas del accidente. Sin embargo, su imagen quedó dañada para siempre.
