Para los amantes del rally, los autos del Grupo B, esa categoría de verdaderos pura sangre que corrieron en el Mundial entre 1982 y 1986, son reliquias dignas de adorar. Y si son Lancia, mucho mejor ya que la compañía italiana fue referente en esa época. Entre los muchos coleccionistas que hay de este tipo de vehículos se destaca el alemán Armin Schwarz, quien corrió en el WRC entre 1988 y 2005 para marcas como Toyota, Mitsubishi, Ford, Skoda y Hyundai.
Una de las joyitas que tiene Schwarz en su colección es muy cercana a los sentimientos de los argentinos ya que se trata del Lancia Delta S4 que corrió el cordobés Jorge Recalde en el Rally de la Argentina de 1986 gracias a una invitación de Cesare Fiorio, el legendario team-mananger del equipo oficial Martini Racing. Con ese vehículo, que pesaba 890 kilos y tenía un motor turbo que erogaba 500 caballos, el de Mina Clavero terminó cuarto y causó tan buena impresión que se sumó al team italiano.
La historia de este S4, que solo fue utilizado en dos carreras y que Schwarz luce con orgullo junto a un 037 y al Stratos que se compró con su primer sueldo de piloto, es muy particular. Tras aquella competencia en las sierras de la provincia mediterránea no volvió a usarse más. A fin de ese año y tras la decisión de la Federación Internacional del Automóvil de bajarle el pulgar a los Grupo B por considerarlos muy peligrosos, el auto le fue entregado como parte de pago al francés Bruno Saby, que por aquellos años era piloto de pruebas de la escudería.
La primera vez que Schwarz vio el S4 fue a principios de los ’90 en la casa de Saby en Grenoble y quedó enamorado. “Le dije: ‘Cuando quieras venderlo, llámame primero’. Un par de años más tarde me llamó para ver si todavía estaba interesado. ¡Recuerdo que salí corriendo de mi casa, le puse el remolque a mi auto y salí para Francia!”, contó el ex piloto en una entrevista a petrolicious.com.
El auto está tal cual se lo entregó Recalde al equipo. Es más, según Schwarz en los neumáticos aún tiene ripio del suelo cordobés. Obviamente, el paso de los años le hizo mella. Se está levantando la pintura en algunos lugares y ha tenido un par de fugas de aceite.
Desde que lo tiene, Schwarz recibió una gran cantidad de ofertas por este ejemplar. Incluso una vez le dieron un cheque en blanco: “Estaba cenando en un restaurante, alguien se acercó, me puso un cheque sobre la mesa y me dijo que le pusiera la cifra que yo quisiera. No lo hice porque si vendiera el auto sería como vender un pedazo de mi alma”. Sin dudas, ese auto que corrió el recordado Recalde está en muy buenas manos.