La edición 2019 del Gran Premio de China marcará un hito en la Fórmula 1: la celebración de sus 1.000 carreras desde la inauguración del campeonato. Sin dudas, mucho cambió en la categoría desde aquella lejana carrera inaugural del sábado 13 de mayo de 1950 en el circuito inglés de Silverstone que quedó en manos del italiano Giuseppe Farina (Alfa Romeo)
Por empezar, el número de fechas del Mundial, que pasó de siete a 21, cifra que podría elevarse a 25 en los próximos años. Mientras que entre los GP’s originales solo cinco figuran todavía en el calendario: Gran Bretaña, Mónaco, Italia, Bélgica y Francia.
En 70 ediciones del torneo, contando la de 2019, la Fórmula 1 ha visitado 32 países y 72 circuitos. Actualmente, hay carreras en todos los continentes salvo en África.
Por el contrario, el número de pilotos ha bajado. De los 26 inscritos en el primer GP, pasando por los 41 del GP de Alemania de 1953 hasta llegar a los 20 que competirán en China el domingo.
Por nacionalidades, hubo nueve en Silverstone hace casi 70 años y habrá 15 en el circuito de Shanghai. Una curiosidad, en 1950 había un tailandés en la parrilla, Prince Bira, y en China habrá un piloto compitiendo con licencia tailandesa, Alexander Albon.
Farina tenía 43 años cuando fue el primer campeón mundial en 1950. El más joven en lograr el título ha sido el alemán Sebastian Vettel, que tenía 23 años cuando ganó la primera de sus cuatro coronas en 2010. Mientras que el piloto más joven en ganar un GP es el holandés Max Verstappen, que tenía 18 años cuando venció en España en 2016.
En los constructores, solo dos de los que conformaron la salida de la primera carrera lo estarán 1.000 pruebas después: Ferrari y Alfa Romeo (regresó este año a la categoría a través de la escudería suiza Sauber). No obstante, la mítica Scuderia ha sido la única que ha participado en todas las ediciones del Mundial.
En el plano técnico, todos los coches que compitieron en el inaugural Gran Premio de Gran Bretaña, en mayo de 1950, tenían el motor delante. Ahora los llevan detrás. La revolución llegó a comienzos de los 60, inspirada por el ingeniero británico John Cooper. Desde 2014 los monoplazas tienen motores híbridos, alimentados no solo de carburante, también de un recuperador de energía en la frenada y del calor del escape.
En los frenos los tambores han dejado su lugar a los discos, ahora de carbono. Otra revolución, la aerodinámica. Casi inexistente en 1950 ahora es omnipresente, desde la aparición de los primeros alerones en 1968.
Como comparación, Farina ganó el Gran Premio de Italia de 1950 en Monza con una velocidad media de 176,543 km/h. En 2018, el vencedor de la misma carrera, el cinco veces campeón mundial Lewis Hamilton, lo hizo a 239,288 km/h de media. La velocidad punta récord supera hoy los 370 km/h.
En lo referente a los neumáticos, la estrechez que tenían en 1950 ha dejado su lugar a las gomas más anchas, aunque su tamaño se ha reducido en comparación con las enormes piezas que se utilizaron en los 70.
La evolución también ha sido muy profunda en la seguridad. En 1950 los pilotos no tenían cinturones, corrían en camisa y el casco se reducía a un gorro de cuero. El primer piloto en adoptar el casco integral, actualmente generalizado, fue el estadounidense Dan Gurney en 1968.
En 2019 los pilotos compiten con buzos ignífugos, obligatorios desde los 60, y desde el año pasado los habitáculos están protegidos por una estructura conocida como Halo para proteger sus cabezas.
Sobre el sistema de puntuación, ha cambiado varias veces hasta llegar al actual, en el que los diez primeros reciben puntos para el Mundial. El punto a la mejor vuelta en carrera, atribuido de 1950 a 1959, se recuperó este año para dar más suspense a las pruebas.