La tapa del disco Travelling Without Moving de Jamiroquai habla por sí sola sobre la pasión que tiene Jay Kay, el líder de la banda inglesa de acid jazz, por los autos. Es que en el centro de la portada de fondo azul se aprecia el logo de Ferrari con un cambio importante: en lugar del “cavallino rampante” está el “hombre búfalo” que identifica al grupo creado en 1992.
Jay Kay, que nació con el nombre de Jason Cheetham Kay, es tan fanático de los coches que tiene una colección que incluye 68 ejemplares, muchos de los cuales fueron usados en varios videos de Jamiroquai. Así lo demuestran Cosmic Girl, de aquella placa de 1996, en la que hay un duelo entre dos de sus Ferrari, una F355 y una F40, y un Lamborghini Diablo SE30.
En Love Foolosophy, de A Funk Odyssey de 2001, Kay también conduce un Bentley Continental S1 Drophead. Mientras que en White Knuckle Ride, uno de los sencillos del álbum Rock Dust Light Star de 2010, la velocidad se refleja con un Porsche Carrera RS 2.7.
En la colección del famoso “frontman” hay nueve Ferrari y eso le permite tener ciertos privilegios, como visitar de tanto en tanto sede de la casa de Maranello. Una de sus visitas, incluso, fue para ver el deportivo híbrido LaFerrari cuando se lanzó en 2013.
“Es un coche increíble y, con sólo mirarlo, te dan ganas de conducirlo. Creo que es difícil imaginar en un solo vehículo una concentración de estilo, tecnología, rendimiento y emoción”, admitió en su momento.
Otros vehículos que se destacan en su colección son un BMW 1602 (su primer auto), un BMW Bauer Cabriolet, un Rolls-Royce Phantom, un Mercedes-Benz 300SL Roadster, un Fiat Abarth 1000, un Lamborghini Miura SV, un Maserati A6GCS 2.0 L6, un Porsche 356 Speedster y un Aston Martin DB6 Mark 1 Volante. Todas estas máquinas están en su mansión de Buckinghamshire que tiene 500 años de antigüedad y posee once habitaciones…
A Jay Kay no solo le gusta tener estas máquinas sino también acelerarlas. Se dio el gusto de correr en la edición 2007 de la Gumball 3000 con una Maserati Quattroporte. Y tres años después compitió en la Mille Miglia Storiche con su Maserati AGCS.
Tanto le gusta andar a fondo que un par de veces fue detenido por superar la velocidad máxima permitida. En 1998 le suspendieron el permiso por 42 días por andar a 180 km/h en una zona de 112 km/h. Y en 2004 cometió una infracción similar, aunque por reincidencia se quedó sin manejar durante seis meses. Sin dudas, los riesgos de llevar la pasión al límite…