La historia del automóvil está llena de hitos y personajes que han marcado su historia. Entre ellos se destaca el Barón Theodor von Liebieg, quien en 1894 realizó un viaje épico de 1000 kilómetros a bordo de un Benz Victoria.
El Benz Victoria de von Liebieg, que tenía 22 años cuando realizó la travesía, estaba equipado con ruedas de radios de madera, frenos de bloque y transmisión por cadena. Además, contaba con una posición elevada del asiento y una lona plegable, características que añadían confort y seguridad a la experiencia de conducción.
También estaba dotado de una tecnología revolucionaria creada por Carl Benz y que cambiaría para siempre la conducción. Esta innovación permitía que las dos ruedas delanteras se dirigieran de forma independiente, proporcionando una conducción más cómoda y segura. Este avance, junto con otras mejoras, hizo del Benz Victoria un vehículo excepcional para su época.
El motor monocilíndrico horizontal del Benz Victoria desarrollaba 4 CV con una cilindrada de 1.990 cm³, una potencia considerable para los estándares de finales del siglo XIX.
El 16 de julio de 1894, Theodor von Liebieg, junto a su amigo Franz Stransky, emprendió un viaje que unía las ciudades de Bohemia y Gondorf. Esta odisea demandó 69 horas de conducción a través de caminos rudimentarios y sin la infraestructura que conocemos hoy en día.
La falta de estaciones de servicio obligó a los aventureros a comprar la bencina que se usaba como combustible en farmacias, añadiendo un elemento de desafío adicional a su travesía.
Von Liebieg documentó meticulosamente su experiencia en un diario que hoy forma parte de los archivos de Mercedes-Benz. Este documento es un testimonio invaluable del espíritu pionero de los primeros conductores y de los desafíos que enfrentaron en su afán por explorar y conquistar nuevas fronteras.
Además, el vehículo que utilizó se exhibe en la sala “Leyendas” del Museo Mercedes-Benz en Alemania, donde se encuentran los modelos pioneros que dieron forma a la historia del automóvil.
El viaje de von Liebieg no solo fue una hazaña personal, sino que también marcó un hito en la historia de Mercedes-Benz. La empresa, que ya se perfilaba como líder en innovación y desarrollo automotriz, encontró en este evento una prueba tangible del potencial y la fiabilidad de sus vehículos. La documentación detallada del viaje sirvió para mejorar futuras generaciones de automóviles y establecer estándares de calidad y rendimiento que siguen vigentes hoy en día.
El espíritu aventurero y la determinación de von Liebieg sirvieron de inspiración para generaciones de ingenieros y conductores. Su viaje demostró que la tecnología automotriz no solo tenía el potencial de transformar la movilidad, sino también de unir comunidades y abrir nuevas posibilidades para el transporte y la comunicación.