En los albores de la década de 1960, Industrias Kaiser Argentina (IKA) forjó un ícono de lujo y sofisticación: el Rambler. Este majestuoso automóvil se convirtió en la personificación del confort y la habitabilidad en el escenario automotriz argentino.
El Rambler, fabricado entre 1962 y 1975, marcó un hito en la historia automotriz argentina. Su versión tope de gama, el Ambassador, no solo era un automóvil; era una declaración de elegancia.
Desde 1963, incorporó características innovadoras para la época, como aire acondicionado, levantavidrios eléctricos, dirección hidráulica y frenos de potencia. Estos lujos lo diferenciaron claramente de sus competidores de la época: el Ford Falcon, el Chevrolet 400 y el Valiant.
La producción del Rambler en la planta cordobesa de Santa Isabel comenzó a mediados de enero de 1962 y se extendió hasta 1975. En ese tiempo se produjeron 70.144 unidades.
El Rambler Ambassador se erigió como el sucesor directo del refinado Kaiser Carabela. Sin embargo, la grandeza del Ambassador se tradujo en una permanencia excepcional de 13 años en producción con las tres que solo tuvo el Carabela (1958 y 1960).
RAMBLER AMBASSADOR, EL AUTO PRESIDENCIAL
En 1967, la Presidencia de la Nación reconoció la imponencia del Ambassador al solicitar a IKA dos unidades para uso oficial. Estos vehículos fueron diseñados y personalizados por el Departamento Experimental de la empresa, marcando así un capítulo especial en la historia del Ambassador.
La extensión de 30 centímetros entre ejes y en longitud total, junto con mejoras interiores como frigobar y sistema de climatización, hicieron de estos Ambassador presidenciales verdaderas joyas sobre ruedas.
Durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón, se pidió la construcción de dos unidades adicionales de Ambassador, pero esta vez con un enfoque en la seguridad debido a los tensos momentos que se vivían en el país.
Heriberto Pronello, el padre de las Liebres del Turismo Carretera, lideró el diseño y la construcción de estos vehículos blindados. Toda la tarea se realizó en su su taller de la Avenida del Libertador, en la ciudad de Buenos Aires.
El blindaje se realizó con policarbonato de 30 milímetros de espesor en las superficies vidriadas, que eran fijas. Esta técnica sumada a refuerzos de aluminio transformaron los Ambassador presidenciales en fortalezas rodantes. El propio Pronello probó la eficacia del blindaje de los vidrios con un fusil FAL. El peso adicional del blindaje, alrededor de 400 a 450 kilos, elevó el total a 2.100 kilos.
Estos Rambler blindados prestaron servicios durante el gobierno de facto hasta los primeros días de democracia, con la asunción de Raúl Alfonsín.
Los dos primeros Ambassador presidenciales fueron desmantelados; mientras que los dos blindados lograron llegar a nuestros días y están en perfecto estado gracias a un arduo trabajo de restauración. Estos Rambler Ambassador presidenciales no solo son una muestra de la manufactura de la industria automotriz argentina, sino también son testigos silenciosos de un capítulo crucial en la historia del país.
Excepcionales datos. Los conocí a los “Ramblers”, los “boca de pescado”, y los “Ambassador”, con motores Tornado. Un Chiche de la industria automotriz argentina. Gracias por compartir estos datos que yo, desconocía.