En un día que quedó grabado en la historia del automovilismo, el 4 de noviembre de 1962, la piloto sueca Ewy Rosqvist y su copiloto y compatriota Ursula Wirth hicieron historia al ganar en el VI Gran Premio Internacional Standard Supermovil YPF de Argentina. Conducían un Mercedes-Benz 220 SE (W 111) y completaron los 4.626 kilómetros del desafío, dejando una marca imborrable en el rally de larga distancia más exigente de Sudamérica.
Antes de la carrera, las dos suecas habían sido objeto de algunas burlas, pero al final de la carrera demostraron de qué estaban hechas: Rosqvist y Wirth no sólo terminaron la carrera como ganadores absolutas, sino que literalmente dominaron la agotadora competencia desde el primer momento.
Este logro sin precedentes no solo sorprendió en Argentina, sino que capturó la atención del mundo entero. Dos mujeres demostraron su habilidad y valentía en una competencia dura y exclusivamente masculina.
PIONERAS DEL DEPORTE FEMENINO
En la década de 1960, las atletas femeninas de élite eran escasas en muchas disciplinas. Sin embargo, Rosqvist y Wirth, junto con otras deportistas de resistencia, fueron vistas como pioneras del deporte femenino de alto rendimiento. Su triunfo desafió las expectativas y abrió el camino para futuras generaciones de mujeres en el automovilismo.
Rosqvist, nacida en 1929 en Suecia, ya tenía experiencia en el mundo de las carreras cuando se unió al equipo de fábrica de Mercedes-Benz en 1962. Sus habilidades al volante y su determinación la convirtieron en una fuerza a tener en cuenta en el rally, desde sus primeras experiencias como copiloto hasta sus victorias en el Campeonato Europeo de Rally.
El VI Gran Premio Internacional Standard Supermovil YPF de Argentina atrajo a 286 autos, aunque 258 largaron. De esa cantidad, solo 43 llegaron a la meta, evidenciando la dureza de la competencia.
Mercedes-Benz envió un total de cuatro duplas oficiales a Argentina, donde el año anterior Manfred Schock y su copiloto Manfred Schieck habían ganado por primera vez el Gran Premio para Mercedes-Benz.
Además de Rosqvist y Wirth también estaban presentes Hermann Kühne y Manfred Schieck, también en un 220 SE; Eugen Böhringer y Peter Lang y los argentinos Carlos Menditeguy Agustín Linares. Juan Manuel Fangio, cinco veces campeón de la Fórmula 1 y un símbolo de Mercedes, también acompañó al equipo durante aquel Gran Premio de 1962.
El equipo de Stuttgart, bajo la dirección de Karl Kling, aprovechó la víspera del inicio de la carrera para recorrer el recorrido de 4.624 kilómetros para que los copilotos pudieran memorizar los detalles del recorrido y tomar notas. Durante el rally, el recorrido se dividió en seis etapas de entre 515,4 y 863,5 kilómetros. Luego de partir de Buenos Aires, se dirigió a Villa Carlos Paz, San Juan, Catamarca, Tucumán, Córdoba y nuevamente a Buenos Aires. Se dispuso un descanso de un día entre cada uno de los días de carrera.
LA BURLA DE LOS PERIÓDICOS ARGENTINOS
Antes de la salida, los periódicos todavía ridiculizaban un poco el hecho de que un equipo femenino emprendiera la carrera maratoniana por Argentina. Cuando Rosqvist y Wirth consiguieron la victoria en la primera etapa, su éxito pronto fue elogiado como un logro respetable. Sin embargo, cuando el dúo también ganó la segunda etapa, ya no hubo más frenos y los medios de comunicación del país celebraron enormemente a las suecas.
Rosqvist y Wirth se enfrentaron a desafíos como el accidente fatal de uno de los pilotos del equipo Mercedes-Benz, Hermann Kühne, pero su determinación y habilidad las llevaron a la victoria.
Al final del Gran Premio, Ewy Rosqvist y Ursula Wirth habían ganado las seis etapas del rally. La pareja encabezó la clasificación general con un tiempo de 34:51:03 horas, más de tres horas por delante del segundo clasificado, Boris Stipic. La velocidad media de los ganadores fue de 126,87 km/h, un nuevo récord. Para ponerlo en contexto, Walter Schock había ganado el año anterior con una velocidad media de 121,23 km/h.
El 220 SE con el que Rosqvist y Wirth ganaron la carrera era estándar prácticamente de serie. Mercedes-Benz había elegido deliberadamente un vehículo con dirección regular, ya que esto proporcionaba una respuesta de dirección más sensible. Sólo en las difíciles etapas de montaña Ewy Rosqvist hubiera preferido un coche con dirección asistida hidráulica, como escribió en un informe sobre su experiencia argentina: “¡Hoy habría dado cualquier cosa por una dirección asistida!”
En los dos años siguientes, los vehículos de Stuttgart continuaron dejando su huella en la competencia, consolidando su legado en el mundo del automovilismo deportivo.
El éxito de Ewy Rosqvist y Ursula Wirth en el Gran Premio Internacional Standard Supermovil YPF de 1962 fue mucho más que una victoria en una carrera. Fue un momento crucial que desafió los estereotipos de género y abrió nuevas posibilidades para las mujeres en el deporte del motor.