En los sinuosos y bellos caminos de la provincia de Catamarca, la tercera etapa del Gran Premio Argentino Histórico desplegó su magia. Organizada por el Automóvil Club Argentino, esta competencia ha llevado la emoción a nuevos niveles. Una caravana de 129 automóviles, algunos recuperados después de cuidadosas reparaciones realizadas el día de descanso, transitó por suelo catamarqueño, dejando huella en cada curva y ascenso.
El viaje llevó a la caravana a través de lugares pintorescos: El Rodeo, al pie de la majestuosa Sierra de Ambato; la desafiante cuesta del Singuil; los encantadores parajes de Los Varela; la turística Balcozna y finalmente, La Merced, todos ellos a una altitud promedio de 1.250 metros sobre el nivel del mar. En este escenario mágico, la competencia se convirtió en una danza de máquinas y naturaleza, una sinfonía de motores y paisajes.
TOQUES DE EMOCIÓN: LA REACCIÓN DE LOS LUGAREÑOS
El paso del Gran Premio no solo marcó el camino de los participantes, sino también tocó las fibras más sensibles de los lugareños. En la Hostería Municipal de Alijilán, el intendente de Los Altos, Raúl Barot, ofreció un cálido recibimiento. Además, los estudiantes de las escuelas locales quedaron maravillados, demostrando que esta Gran Carrera del ACA despierta emociones y nostalgia en cada rincón del país.
La jornada de 304 kilómetros fue una batalla entre máquinas y habilidades, y al final, fue la tripulación paraguaya Esteban Gauto-Michael Meier con su VW Passat de 1981 quienes se alzaron como ganadores. Daniel Rossi-Jorge Nasazzi de Firmat (BMW 520, 1981) se ubicaron en el segundo lugar, consolidándose en la clasificación general. En tanto, en clase velocímetro siguen adelante Lucas y Leandro García con un Fiat 1500 de 1968.
EL CAMINO POR RECORRER: LA PENÚLTIMA ETAPA
La cuarta etapa, un desafío monumental, partirá desde el predio ferial de Catamarca hacia San Juan. Esta extenuante jornada de 720 kilómetros pasará por lugares emblemáticos como La Rioja, Patquía, Jachal, el acceso al Parque provincial Ischigualasto, Rodeo y Talacasto. Una prueba de resistencia y habilidad que definirá a los verdaderos campeones de este viaje en el tiempo.
Más allá de la competencia, el Gran Premio Argentino Histórico tiene un propósito noble. Cada equipo participante contribuye con 5 kilos de alimentos no perecederos, una muestra conmovedora de solidaridad. Estos alimentos son entregados a Caritas Argentina, un gesto que agrega un toque de humanidad a esta apasionante carrera.
En cada curva, en cada mirada emocionada de los lugareños, y en cada rugido del motor, el Gran Premio Argentino Histórico no solo es una competencia, es una experiencia que conecta corazones y mantiene viva la llama del amor por los autos clásicos y las emociones de antaño.