Aunque este Ford Mustang fue personalizado por Timeless Kustoms hace poco menos de dos años, nunca está de más recordarlo por su potencia y valor monetario.
A diferencia de otros Mustang restaurados para volver a su apariencia original, este modelo en particular fue renovado totalmente con el objetivo de contar con una apariencia más moderna y agresiva.
Si bien este tipo de transformación no le sienta bien a todos los vehículos, al Mustang 1965 la metamorfosis le cayó a la perfección. Además de los cambios en la carrocería también fue renovado en su interior y en el rendimiento, que pasó a ser bestial.
El trabajo en el denominado Mustang Vicious comenzó con una reconstrucción total y luego metieron mano en uno de los elementos medulares de este muscle car: la carrocería. El preparador ensanchó sus dimensiones y utilizó un capot más prominente, una parrilla rediseñada e incluyó un nuevo paquete aerodinámico.
Este nuevo look es rematado por un set de llantas de 19 pulgadas montadas en neumáticos Kumho, la pintura gris mate con gráficos en color negro y rojo, las luces -delanteras y traseras- de LED y un interior espectacular.
Para disentir con el exterior el habitáculo fue pintado con rojo en su totalidad, a excepción del cuadro instrumental, y dejó de lado el estilo vintage. Como si se tratara de un auto de competición, este pony car está equipado con butacas, jaula de seguridad, piso de aluminio sin alfombra, cinturones de seguridad de cinco puntos, un volante con levas de cambio y un sistema anti-incendios.
Timeless Kustoms dotó al Mustang Vicious de una larga lista de componentes en los que se destaca el motor de 5.2 L (con el sello Ford Performance) dotado de dos turbos, un compresor mecánico, árboles de levas y pistones personalizados, un sistema de escape de alto rendimiento y un cigüeñal forjado.
Con todos estos cambios, este deportivo dispone de una potencia de 1.000 CV, que son administrados por medio de una caja secuencial de seis relaciones y con un sistema de frenos Brembo con discos de 15.5 pulgadas. Además, cuenta con la suspensión del Corvette C7 y coilovers en cada uno de los amortiguadores.
Por todo lo anterior es que su costo es de nada menos que un millón de dólares. Si tuvieras ese dinero, ¿lo comprarías?