Desde que la pandemia de coronavirus ha paralizado al deporte motor en la Argentina se ha afirmado que la actividad es una industria por el dinero que mueve y la gran cantidad de personas que involucra (se dice que son más de 55.000 familias que dependen del rubro). Sin embargo, a diferencia de otros sectores industriales del país, esta disciplina carece de alguien que la represente y vele por sus intereses, principalmente en tiempos críticos como este.
No existe la Cámara Argentina de Automovilismo, ni Pilotos Argentinos Agremiados, que solo involucre a los corredores como sucede con Futbolistas Argentinos Agremiados en el fútbol; o una Unión Argentina de Propietarios de Equipos, que represente a las escuderías y preparadores y que podría ser el equivalente a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa… Solo hay pilotos, equipos, categorías, fiscalizadores y promotores con un mismo objetivo, pero diferentes intereses.
“El automovilismo no es un automovilismo de hobby, forma parte de la industria del deporte”, le resume Javier Ciabattari a Automundo.com.ar. “Hay una buena cantidad de gente que depende del automovilismo, pero está toda desunida”, agrega el ingeniero y propietario de un equipo que corre en el Súper TC2000 y en el TC2000 en el cual trabajan una veintena de personas.
En ese sentido, Ciabattari destaca que la ayuda que recibieron las Pymes recientemente del Estado es buena, pero en el siguiente paso se necesitaría una agrupación que interceda para conseguir un auxilio extra debido a que el automovilismo, como muchas otras actividades, sería la última en reactivarse.
“Nosotros (los equipos) necesitamos alguien que nos represente, que no son las categorías porque su promotor defiende la parte del promotor y no la de los equipos porque no tiene por qué hacerlo… Ellos arman una categoría y nosotros somos los que participamos en ella, sino nos gusta nos quedamos y sino nos vamos. Lo que falta es una unión de los propietarios de equipos de competición, como los hoteleros tienen su cámara o mismo los autopartistas”, apunta.
Pese a que parece una buena propuesta, Ciabattari no cree que se pueda cristalizar. ¿El motivo? “El automovilismo no conoce el bien común porque la competencia te lleva a competir dentro y fuera de la pista. Y esa desunión puede llegar a provocar que algunos equipos desaparezcan”.
El santafesino, que desde hace tiempo está radicado en Córdoba, piensa que los pilotos también deberían tener una entidad que los represente. “Es ridículo que no estén vinculados entre ellos en una especie de sindicato o en una asociación que luche por la seguridad, la buena atención médica y sus propios derechos”, dice.
Vale recordar que hace años existieron dos entidades que nacieron con el propósito que apoya Cibattari, pero ambas duraron lo que un suspiro. Una fue la Unión de Autódromos, a principios del 2000, que intentó conseguir mejores condiciones en los acuerdos con las categorías; y la otra fue la Unión Argentina de Pilotos, que nació en 2007. La UA se disolvió por algo básico, no hubo unión entre los circuitos. Mientras que la UAP encontró una enorme oposición de la Asociación Corredores Turismo Carretera.
Primero involucró a pilotos que corrían en el TC, pero luego se sumaron de otras categorías. Si bien solicitaba cosas simples y coherentes, la ACTC le cortó las alas. Muchos de sus miembros fueron puestos en una lista negra y obligados a dejar la misma.
“En cualquier situación el equilibrio de fuerzas es lo mejor que te puede pasar porque todos traccionan para un mismo lugar. No necesariamente una Cámara de Equipos o Pilotos tiene que ser para pelear con los organizadores, por el contrario entre todos se puede lograr algo mucho mejor”, reflexiona Ciabattari.
Si bien como dice el ingeniero, las categorías/promotores velan por sus propios intereses resulta extraño que, por ejemplo, la propia ACTC que agrupa a los pilotos de la categoría no lo haga. Al menos eso se desprende de las palabras de Laureano Campanera, piloto y dueño de un equipo en la popular división.
“Yo tengo una relación muy buena con la ACTC y no tengo mayores inconvenientes. Si bien siempre fui muy frontal con ellos, saben que en su momento lo hice para sumar y quiero que el TC esté en el lugar que se merece”, explicó el Laucha en una entrevista con MundoSport (de lunes a viernes de 18 a 19 por AM 990).
Refiriéndose a la actual situación causada por la pandemia y a la necesidad de bajar costos, sostuvo: “Es un momento justo para tirar para el mismo lado… Ellos van a tener que escucharnos a todos los propietarios porque somos los que tenemos la inversión en la categoría. Es momento de sentarnos los equipos y tirar en conjunto y que de una vez por todas seamos parte de las decisiones de la categoría”.
Y aclaró: “No hablo de la organización de las carreras ni de dónde ir a competir porque para eso hay gente que trabaja y está perfecto, pero sí sobre la coordinación general de cómo vamos a salir a correr, de qué manera atacar ciertos rubros que encarecen el automovilismo… Esta es una situación totalmente atípica que nunca se ha vivido por eso digo que hay que abrirse y tirar todos para el mismo lado”.
En una clara referencia a la gestión unipersonal que siempre ha caracterizado a la entidad teceísta, Campanera fue contundente, aunque sin dar nombres ni profundizar en el tema. “Hay que cortarla con el cartel de ‘Acá mando yo’ porque eso no existe más. Estamos en un mundo moderno en el que vamos a tener que entender que los que triunfan son aquellos que trabajan en conjunto… ¿De qué sirve ser el rey de un país que no tiene habitantes? De nada”, aseguró.
Todo esto de unir esfuerzos entre todas las partes involucradas en el automovilismo argentino no es algo nuevo. Viene de larga data, como incluso se menciona en este artículo. Pero creer que esta crisis provocará esa unión definitiva y necesaria es, lamentablemente, algo utópico…