
El Turismo Carretera necesitaba una propuesta distinta para movilizar al aficionado porteño en su tercera visita del ’93 al Autódromo de Buenos Aires, que además correspondió a la undécima cita de aquel torneo. Y las denominadas 2 Horas con pilotos invitados lo fueron en la teoría y también en la práctica.
El triunfo en esta primera edición fue para la dupla que formaron Johnny DeBenedictis y Mariano Calamente. Para el de Necochea la victoria tuvo un sabor especial ya que cumplió con el requisito reglamentario que le permitió mantenerse como candidato al título. Tal vez por eso pensó en el coequipier a elegir y no se dejó tentar por nombres rutilantes de otras categorías, sino que confió en las condiciones y la experiencia del balcareño.

El Pelado respondió con creces con una brillante actuación que le dio curso a un triunfo estratégicamente elaborado a partir del excelente rendimiento del Falcon verde. Se comprobó en la primera parte, cuando DeBenedictis lo puso segundo tras partir décimo y presionó al líder Emilio Satriano. Y en la segunda, cuando Calamante definió la carrera aprovechando su experiencia sobre Guillermo Maldonado, invitado del piloto de Chivilcoy.
Después de la experiencia del año anterior, en 1994 se disputó la segunda edición de las 2 Horas de Buenos Aires. Esta vez se le hizo honor a su nombre y se corrieron dos horas seguidas con cambio de pilotos en plena competencia. Sin dudas, esto le aportó a la prueba un condimento extra y también posibilitó a los equipos realizar diferentes tipos de estrategias.
Eso motivó a que los ojos estuviesen puestos tanto en la pista como en los boxes porteños. Allí, el tiempo empeñado por los integrantes de cada equipo para cambiar los neumáticos y echar combustible a los autos, modificó a favor y en contra cualquier segundo ganado furiosamente en la pista.

El binomio que mejor hizo las cosas fue el formado por el experimentado Fabián Acuña y el debutante Guillermo Ortelli. Ambos, manejando un Falcon verde preparado por otra dupla de excelencia: Tulio Crespi en el chasis y Oscar Catellano en los motores.
El de Tandil condujo en el primer turno con un rendimiento parejo y sin exigir los neumáticos, algo que fue fundamental. Es que cuando entró a boxes para pasarle el volante a su invitado se decidió no cambiar las gomas y los segundos ganados con esa decisión fueron claves. Ortelli también hizo un trabajo perfecto, que incluyó el sobrepaso a Oscar Fineschi, invitado de Walter Hernández. Tras esa maniobra, con la que saltó al primer lugar de la carrera, mantuvo un andar que le permitió debutar en la categoría con un triunfo.
La de 1995 fue una temporada especial ya que hubo dos carreras seguidas con pilotos invitados. La primera fue las 200 Millas de Rafaela y la segunda, la tercera edición de las 2 Horas de Buenos Aires. En ambas el binomio ganador fue el mismo: el formado por Juan María Traverso y Miguel Ángel Guerra.

Como en cualquier carrera del tipo endurance, la estrategia fue fundamental. Más con un reglamento deportivo que exigió dos paradas en boxes obligatorias. La gran cantidad de gente afectada al operativo de cambio de gomas y reaprovisionamiento de combustible terminó siendo un tema de discusión y de hasta de cierto riesgo. Pero en la pista todo fue de color violeta.
La carrera la largó Guerra, quien rápidamente hizo diferencia en el primer lugar. Cuando se subió el Flaco a la Chevy, la cosa no cambió demasiado. Tal es así que llegó a tener más de 20 segundos de ventaja sobre el resto.
Sin embargo, ganar no fue del todo fácil ya que en la última parte de la competencia comenzó la intensa presión de Omar Martínez, quien pasó a la punta en la 41º de las 64 vueltas. El entrerriano, que corrió con Fineschi como invitado, se mantuvo líder durante seis giros hasta que Traverso recuperó la punta.
El Gurí trató de seguirle el ritmo, pero sus aspiraciones se terminaron a nueve vueltas del final cuando se quedó sin nafta. De esta manera, el de Ramallo se fue derecho a la victoria en una competencia que terminó una vuelta antes por la invasión del público.

La alocada actitud de algunos fanáticos volvió a ser un problema para las 2 Horas de Buenos Aires de 1996. Media hora antes de cumplirse el tiempo pactado, varias personas se colocaron peligrosamente en la “S del Ciervo” y obligó a detener la carrera con bandera roja. Esa decisión no hizo otra cosa que enardecer a algunos espectadores, que directamente invadió la pista en forma masiva y hasta les tiró piedras y botellas a los pilotos…
Todo ocurrió cuando iban una hora y media de competencia y el dominio de la dupla Emilio Satriano-Patricio Di Palma era abrumador. El de Chivilcoy tomó el primer turno y tras partir desde el tercer lugar, en la sexta vuelta ya estaba en punta con un Chevy que tenía como principal virtud la potencia de su motor. A los cincuenta minutos (28 giros completados), Satriano entró a boxes para entregarle el auto a Di Palma.
El Pato perdió dos puestos, pero enseguida entró en ritmo y volvió a la vanguardia. El arrecifeño, que disputaba su tercera competencia en la especialidad, manejó como un experimentado hasta que el caos se adueñó del domingo, que terminó con más de 80 detenidos.
Toda esta situación llevó a la Asociación Corredores Turismo Carretera a tomar una drástica medida: no hacer más este tipo de competencias. Ése fue el fin de las 2 Horas…