Gracias al trabajo sólido que había realizado desde el inicio de la 107ª edición de las 500 Millas de Indianápolis, Agustín Canapino se encontraba a las puertas de un gran resultado en su debut en esta competencia. Sin embargo, la mala suerte hizo acto de presencia cuando el piloto argentino se vio envuelto en una situación imprevista.
El piloto del Juncos Hollinger Racing, que largó 26° y llegó a ubicarse tercero, se vio obligado a retirarse de la carrera en la vuelta 192 de las 200 debido a una maniobra que tuvo que realizar para evitar una colisión con el francés Simon Pagenaud, quien había realizado un trompo justo delante de él.
“Por evitar el golpe con Pagenaud pierdo el auto y me voy al muro. Tuve mucha mala suerte porque estaba muy cerca del final y con buenas posibilidades de un Top 15 y por qué no pelear por un Top 10. Es una pena… Esto pasó cerca del final y que todo termine así duele”, expresó Canapino visiblemente frustrado por el abandono.
La situación se desencadenó cuando Pagenaud perdió el control de su vehículo después de un toque con Scott McLaughlin y protagonizó un trompo justo delante de Canapino. En un intento desesperado por evitar una colisión que podría haber sido desastrosa para ambos pilotos, Canapino se vio obligado a realizar una maniobra evasiva que, desafortunadamente, resultó en un impacto contra el muro.
Con el auto fuera de control, Canapino envistió al mexicano Pato O’Ward, que también se había ido contra el paredón unos segundos antes.
Este incidente no solo puso fin a las aspiraciones de Canapino en la emblemática carrera, sino que también dejó un sabor amargo en la boca del piloto, quien estaba decidido a demostrar su valía en el escenario internacional.
La frustración del Titán es comprensible. Después de una preparación exhaustiva y de mostrar habilidades durante la carrera, verse obligado a abandonar tan cerca de la línea de meta es una experiencia desalentadora para cualquier competidor.