Padre e hijo, juntos por primera vez en el Dakar Classic. Jorge Pérez Companc regresa al Rally Dakar, esta vez en la clase H2 de la categoría vintage, con un desafío muy especial: compartir la cabina de su Toyota Land Cruiser HDJ 80 con su hijo Cristóbal, quien así se convierte en la segunda generación del clan en correr en la mítica prueba. La experiencia promete emociones únicas, marcando una nueva página en el legado automovilístico de una de las familias más ricas de la Argentina
Con una trayectoria que abarca desde el Dakar de 2000, donde junto a su hermano Luis se convirtieron en los primeros argentinos en llegar al final de la carrera, hasta un podio en camiones en 2016, Jorge Pérez Companc no es ajeno a los desafíos del rally más exigente del mundo.
En 2024 debutó en el Dakar Classic con José María Volta, pero enfrentó dificultades al competir en la clase H3. “El promedio de velocidad era muy alto para una camioneta armada con elementos del 2000”, confesó Jorge, cuyo esfuerzo quedó truncado por problemas en la transmisión.
Para 2025, Jorge apunta a la H2, una clase más acorde con las características de su Land Cruiser. “Hicimos varios cambios en cuanto a la tecnología, los que suponemos serán de gran ayuda tanto en la regularidad como en la navegación”, explica. La elección promete un enfoque más estratégico, sin renunciar al espíritu competitivo que lo caracteriza.
EL DEBUTANTE: CRISTÓBAL PÉREZ COMPANC
Con solo 25 años, Cristóbal Pérez Companc se embarca en su primera participación en el Dakar. Aunque es novato en el rally raid, cuenta con una experiencia prometedora tras navegar a su padre en el RallyClassics Africa 2024. Allí, no solo aprendió los secretos de la navegación, sino que también fortaleció el vínculo con Jorge. “Hay mucho de legado familiar en mi llegada al Dakar, pero también una pasión propia”, asegura.
El joven combina su amor por el automovilismo con su dominio de la tecnología, un factor clave en la categoría H2. “La parte tecnológica de los sistemas de navegación me resultó fácil, pero aplicarla en carrera no lo es tanto”, admite Cristóbal, quien intensifica su entrenamiento físico y mental para el reto.
La Toyota Land Cruiser HDJ 80 es más que un vehículo para esta dupla. Es un vínculo con la historia del Dakar y una pieza central de su estrategia. Cristóbal la define como un “tanque de guerra”, destacando su robustez en las condiciones más extremas. La confianza en esta máquina será crucial para superar las etapas desafiantes del Dakar Classic.
La combinación de experiencia y juventud posiciona a Jorge y Cristóbal como una dupla interesante en la categoría H2 del Dakar Classic. Para Jorge, la meta es clara: disfrutar de esta experiencia única junto a su hijo mientras compiten al máximo nivel. Cristóbal, por su parte, buscará absorber cada momento de este sueño hecho realidad. Ambos están decididos a escribir un nuevo capítulo en la rica historia dakariana de su familia.