En aquella Fórmula 1 de los años ‘60 y ’70 su nombre era sinónimo de victoria gracias a un equipo que era invencible y que se destacaba por estar a la vanguardia técnica a través a diferentes innovaciones. En 1979, cuando la escudería que había fundado dos décadas antes, logró su séptima Copa de Constructores en la máxima categoría, Ferrari tenía seis y McLaren, solo una. Anthony Colin Bruce Chapman gozaba de prestigio, una buena fortuna y hasta había sido reconocido con la Excelentísima Orden del Imperio Británico gracias a Lotus, la compañía que había creado en 1948 para construir vehículos deportivos y que poco tiempo después llegó a las pistas.
Chapman había nacido el 19 de mayo de 1928 en Surrey, Gran Bretaña. A los 20 años dejó sus estudios de ingeniería en la University College de Londres para unirse a la Real Fuerza Aérea. Paralelamente, comenzó a meterse de lleno en la industria automotriz.
LOS INICIOS DE COLIN CHAPMAN
Su primera experiencia fue modificando un Austin 7 que bautizó como MK1 y que utilizó en algunas carreras. A ese modelo le siguieron varios más con diferentes modificaciones hasta que en 1952 llego el Lotus 6, que le permitió a su compañía lograr buenas ganancias. Sin embargo, fue el Lotus 7, de 1957, el auto con el que consiguió un éxito rotundo.
Chapman también se calzó el buzo y el casco para correr. Participó en competencias de GT, sport y Fórmula 2. En 1956 hasta probó suerte en la F.1, pero su experiencia duró lo que un suspiro. Intentó competir en el Gran Premio de Francia con un Vanwall, pero un accidente en los entrenamientos lo dejó con las ganas.
Poco después se retiró. Aunque siguió vinculado al automovilismo debajo del auto con su propio equipo, que debutó en la máxima categoría en 1958. Solo dos años después de su llegada a la F.1, Lotus logró su primer triunfo. Fue en el Gran Premio de Mónaco de la mano del inglés Stirling Moss.
Rápidamente Lotus se afianzó como uno de los grandes protagonistas del Mundial gracias a sus vehículos, que se caracterizaban por ser pequeños y muy livianos.
Todos sus autos de F.1 solían contar con innovaciones que luego eran empleadas por la categoría, como el Conjunto Chapman, utilizado en la suspensión trasera y bautizada así en honor a su creador; el monocasco, los alerones, el efecto suelo o la suspensión activa. Incluso fue pionero al asociarse con patrocinadores cuando en 1968 cambió el verde británico por el rojo y dorado de la marca de cigarrillos Gold Leaf.
CHAPMAN, SINÓNIMO DE ÉXITO
Éxito. Esa era la palabra que estaba vinculada a Chapman. Sus autos ganaban carreras y campeonatos en la Fórmula 1 y también eran famosos en Estados Unidos gracias a la brillante incursión en las edición de 1965 de las 500 Millas de Indianápolis que terminó con el triunfo del inglés Jim Clark. Tal era el prestigio de Chapman que otras renombradas compañías del sector automotriz buscan vincular su nombre con el de Lotus. Así nacieron, por ejemplo, el Ford Lotus Cortina y el Talbot Sunbeam Lotus.
Por esta razón no extrañó cuando a mediados de los ’70 se asoció con un ingeniero estadounidense que había llegado a ser vicepresidente de General Motors y que tenía en mente producir un auto deportivo revolucionario. Su nombre era John Zacary DeLorean y el auto en cuestión, el DeLorean DMC-12.
El reconocido ejecutivo logró el capital inicial para la creación de DeLorean Motor Company de préstamos bancarios e inversiones privadas de amigos como Johnny Carson y Sammy Davis Jr. El proyecto incluía establecer una fábrica en un país con una alta tasa de desempleo para beneficiarse de ayudas gubernamentales.
Primero estuvo en tratativas con la República de Irlanda, luego con Puerto Rico y, finalmente, cerró trato con Irlanda del Norte. Así fue que en 1978 comenzó la construcción de la planta en Dunmurry, cerca de Belfast, que estuvo terminada 16 meses después.
El DMC-12 había sido diseñado por Giorgetto Giugiaro siguiendo los parámetros de DeLorean: un deportivo con motor central -aunque finalmente fue trasero-, un estilo impactante y muy europeo, puertas de apertura alas de gaviota y una carrocería de acero inoxidable sin pintar.
Para la mecánica se eligió, después de analizar varias opciones, un motor V6 de 2.8 litros de 170 CV que habían desarrollado de manera conjunta Peugeot, Renault y Volvo.
Mientras que para la estructura se eligió una avanzada tecnología de material compuesto llamada Elastic Reservoir Moulding (ERM) formada por dos piezas unidas sobre las que iba la carrocería.
Sin embargo, el ERM no resultó ser adecuada para la producción en masa. Para resolver este inconveniente DeLorean cerró trato con Chapman para que le entregara el bastidor en forma de “Y” que utilizaba en el Lotus Esprit. Tal fue el compromiso asumido por Chapman que se decidió crear una oficina de DMC en Conventry, muy cerca de la sede de Lotus…
¿EL GRAN ERROR DE COLIN CHAPMAN?
Para DeLorean incluir a Chapman dentro del proyecto no fue un problema, al contrario. Ya tenía el respaldo económico del gobierno británico, que le había dado unos 120 millones de dólares entre préstamos, subvenciones y avales, y ahora sumaba un socio inglés, que era una verdadera personalidad.
Si bien la idea original era iniciar la producción del vehículo en 1979, problemas de ingeniería y de costos hicieron que los primeros DMC-12 estuviesen listos recién en 1981.También hubo un cambio en el precio. De los 12.000 dólares que había prometido DeLorean -de ahí el 12 en la denominación del auto- el valor pasó a 25.000 dólares.
Los primeros DMC-12 que salieron de la línea de montaje se fueron hacia Estados Unidos, aunque meses después fueron retirados del mercado por problemas en la suspensión. Posteriormente, otros vehículos se vieron afectados por fallas en el acelerador y el sistema de inyección.
Las críticas de los expertos no ayudaron para nada al objetivo de DeLorean. Afirmaban que al auto le faltaba potencia, gastaba mucho combustible y era difícil de conducir. Todo producto de los cambios al que se había sometido para encajar en las normativas estadounidenses.
En poco tiempo el paraíso de John DeLorean se convirtió en un infierno. Las ventas de su auto descendieron y muchos pedidos fueron cancelados. El empresario intentó salvar a la compañía sacándola a la bolsa, pero el plan fue un fracaso.
Con pocas opciones, DeLorean intentó vender 100 kilos de cocaína valuados en 24 millones de dólares. “Esto es tan bueno como el oro”, les dijo a las personas a las que les entregó la droga y que en realidad eran agentes en cubierto de la DEA y el FBI.
El 19 de octubre de 1982 John DeLorean volvió a ser noticia, pero por haber sido arrestado. Al día siguiente, DeLorean Motor Company cesó la producción del DMC-12 y se declaró en bancarrota con deudas que superaban los 100 millones de dólares. Hasta ese día los más de 2.500 empleados de la compañía habían producido 9.000 unidades del deportivo.
Lo sucedido con DeLorean, que pocos meses después fue absuelto de los cargos de tráfico de drogas, desenmascaró a un Chapman que era desconocido para todo el mundo.
El team-manager inglés, que tanto prestigio tenía en la Fórmula 1, había estafado al gobierno británico a través de una operación que orquestado junto al abogado Fred Bushell, quien tenía el cargo de presidente de Lotus. El dúo había canalizado más de 18 millones de dólares a través de una compañía fantasma llamada GPD Services.
El gobierno británico ya tenía ciertas sospechas y había iniciado una investigación que se precipitó con el arresto de DeLorean. Pero justo antes de que la oficina de Fraudes Graves del Reino Unido completara las investigaciones y se iniciara un juicio contra DeLorean, Chapman y Bushell ocurrió algo que nadie esperaba…
DUDAS TRAS SU MUERTE
El 16 de diciembre de 1982, dos meses después de la redada a DeLorean, Colin Chapman murió de un ataque cardíaco mientras dormía en su casa. Tenía 54 años…
La noticia dejó a todos estupefactos ya que solo un par de semanas antes Chapman había pasado exitosamente un riguroso control al corazón como requisito para un seguro de vida y para renovar su licencia de piloto de avión.
Su funeral fue muy íntimo y veloz, tanto que cuando varios pilotos pidieron ir a despedirlo, entre ellos Emerson Fittipaldi y Mario Andretti, se les comunicó que sus restos ya habían sido enterrados en el cementerio de East Carleton, muy cerca de su residencia.
Sin la posibilidad de extraditar a DeLorean de Estados Unidos y con la muerte de Chapman, Bushell fue el único que tuvo que dar explicaciones. Fue a juicio, se lo declaró culpable y pasó tres años tras las rejas. Pero esta historia no culminó ahí ya que comenzó a circular el rumor de que el fundador de Lotus había fingido su propia muerte.
Los diez años de prisión que hubiera recibido por apropiación indebida de fondos gubernamentales y evasión de impuestos aún suenan como el principal motivo para semejante teoría, que incluso afirma que Anthony Colin Bruce Chapman pasó el resto de sus días en Brasil con un nuevo nombre, un nuevo rostro y mucho dinero…
