Hace un año, el autódromo de Buenos Aires fue testigo de un momento emocionante que marcaría el camino de Agustín Canapino hacia la IndyCar. Se trata de la exhibición que realizó el arrecifeño sobre el Dallara-Chevrolet del Juncos Hollinger Racing en el circuito N° 8 del escenario porteño. Este evento se llevó a cabo en el marco de la presentación del Turismo Nacional y fue un primer paso fundamental en la carrera del Titán hacia la categoría estadounidense.
A diferencia de otras demostraciones de este tipo, como cuando Pechito López se subió a un Williams de Fórmula 1 en oportunidad de los 200 Kilómetros de Buenos Aires del TC2000; o cuando Matías Rossi giró con un NASCAR en La Carrera del Año del Top Race, esta muestra se extendió varios minutos ya que Canapino completó una decena de vueltas a toda velocidad.
Con el impresionante monoposto de la categoría estadounidense, equipado con un motor de 780 caballos, Canapino giró en el orden del 1m08s5/10 y llegó al final de la recta a más de 290 km/h. “Estoy muy feliz… Me acuerdo mucho de mi papá”, dijo el Titán no bien se bajó del auto, poniéndole así más emotividad al día.
Posteriormente, el equipo Juncos Hollinger Racing, bajo la dirección de Ricardo Juncos, se trasladó al Circuito Internacional del Termas de Río Hondo, donde realizó una segunda exhibición que también fue presenciada por una multitud de aficionados.
Sin dudas, el éxito de estas dos demostraciones impulsó a Juncos a ofrecerle a Canapino la posibilidad de sumarse como piloto titular a la categoría estadounidense, pese a su falta de experiencia sobre un monoposto.
El talento y el empeño del arrecifeño hicieron el resto: consiguió buenos resultados en su temporada debut, el reconocimiento de sus rivales y la continuidad en el JHR para 2024.