Los que ya estamos por los cuarenta y pico pasamos muchas horas de nuestra infancia jugando con los autos Duravit, que tenían una particularidad: eran irrompibles. Yo tuve uno solo, pero me duró años (es más, supongo que aún deben andar por algún lado de la casa de mis padres). Era un coche antiguo descapotable de color azul metálico que soportó golpes contra la pared, caídas desde algún que otro techo y, por supuesto, haber sido usado como patineta.
Duravit nació en 1945 de la mano de Ricardo Macchiavello, un militar retirado que se le dio por fabricar juguetes usando la goma como materia prima. Durante mucho tiempo, sólo fabrico autos. En su mayoría eran los modelos que había en la calle, con algunas excepciones.
Macchiavello era uno de los modelistas. Hacía las maquetas en madera, luego en yeso y por último, el molde en aluminio para el proceso de vulcanización de la goma. La época de oro fue en la década de 1960 cuando la fábrica, que estaba ubicada en Lanús Este, tenía cien empleados y llegó a vender 50.000 juguetes al mes.
La Tablita de Martínez de Hoz, la hiperinflación, el Plan Austral, entre otros vaivenes de la economía argentina, casi terminaron con el sueño de Don Ricardo. Pero gracias a sus hijos hoy Duravit sigue creando autos y otro tipo de juguetes con una producción que está segmentada por edades.
En la actualidad, aquellos vehículos fabricados por la empresa de Macchiavello son altamente coleccionables. En Mercado Libre, por ejemplo, hay todo tipo de autos y con diferentes precios, según su particularidad.
Uno de los más caros es el Trueno Naranja que ilustra este post. Esta réplica del vehículo utilizado por Carlos Pairetti para ganar el cetro del Turismo Carretera de 1968 tiene un valor que supera los 990.000 pesos gracias a su impecable estado de conservación.
Claro que también hay otros modelos más baratos de esos TC de fines de los ’60 y de otros modelos de la época con un costo que ronda entre los 40.000 y los 70.000 pesos, aunque en algunos de ellos se notan un uso intenso.
Aunque el plástico ocupó el lugar de la goma en el proceso de fabricación, Duravit sigue siendo sinónimo de un juguete irrompible porque su calidad fue comprobada por los testers más exigentes: nosotros mismos.