El “vivo y en directo” de un evento que siempre se siguió a miles de kilómetros de distancia puede ser muy impactante para propios y extraños. Por eso la llegada del Dakar a Sudamérica en 2009 promovió un júbilo popular. Y más en un país tan fierrero como la Argentina, que en la primera edición en esta región albergó gran parte de la prueba.
El prólogo fue una clara postal de lo que vendría. Aquél viernes 2 de enero, la largada simbólica en Buenos Aires resultó inolvidable. Una multitud se acercó a la Avenida 9 de Julio. Se estimó que en esa tarde-noche hubo medio millón de personas. Es que el evento no atrajo solo al fanático del deporte motor, sino a quienes les llamaban la atención ver a los camiones y escuchar sus bocinazos. Esos gigantes que hasta dos años antes solo se podían seguir por televisión. Era el Dakar recién llegado de África…
Los participantes, chochos de contentos. Es que se encontraron con una marea humana que les brindó cariño y hospitalidad. Pasaron de la poca presencia de público que tenían en África a una masa que estuvo expectante durante toda la carrera.
Fueron un total de 15 etapas, de ellas 12 se corrieron en nuestra tierra y el resto en Chile. Ese bautismo que estremeció a los argentinos con el arranque en el Obelisco, se extendió por dos semanas. Llamaban la atención las imágenes aéreas de los vehículos a campo traviesa. O cumpliendo enlaces al lado de autos de calle y hasta cargando nafta como cualquier hijo de vecino.
Pero la frutilla del postre fue otra “conmoción”: el primer triunfo en una etapa de un argentino: Marcos Patronelli ganó el séptimo parcial que unió Mendoza con Valparaíso. Ese desconocido e “insolente” bonaerense de Las Flores hizo historia y con su Can-Am le llegó a pelear el triunfo en la nueva categoría cuatriciclos al checo Josef Machacek (Yamaha), finalmente ganador.
El sudafricano Giniel de Villiers (Volkswagen), en autos; el español Marc Coma (KTM), en motos; y el ruso Firdaus Kabirov (Kamaz), en camiones; también se quedaron con gloria.
Pasaron ya varios años y el Dakar no está en la Argentina. No se sabe si volverá. Pero aquél enero de 2009 fue inolvidable, como toda primera vez.