En el ámbito del automovilismo, donde la camaradería y el espíritu deportivo deberían prevalecer, surgió hace unos días una noticia que ha dejado perplejo a todo el ambiente tuerca. Martín Ponte, reconocido por su trayectoria en categorías como TC Pista, Top Race y Turismo Carretera, fue el autor de una estafa emocional y financiera que afecta a numerosas personas. Aprovechándose de la desesperación de una madre cuyo hijo lucha contra la leucemia, Ponte llevó a cabo un engaño que no solo traicionó la confianza de sus colegas, sino que también puso en riesgo la ayuda para un niño que verdaderamente la necesitaba.
El origen de este fraude se encuentra en una noble causa: Eliana Insaurralde, la madre de Nicanor, un niño de siete años que padece leucemia linfoblástica aguda tipo B. Con el objetivo de financiar el costoso tratamiento de su hijo, Eliana había comenzado a difundir una colecta a través de las redes sociales, en la que pedía dos millones de pesos. Sin embargo, lo que parecía una acción solidaria se transformó rápidamente en una estafa monumental.
Según un artículo del diario Olé, Ponte aprovechó la situación y alteró el afiche original de la colecta. Sustituyó la cuenta bancaria de la madre por la suya propia y eliminó la cifra original, con la clara intención de recaudar mucho más dinero del que realmente necesitaba la familia. Inicialmente, Ponte solicitó 200.000 pesos a 20 personas, lo que sumaba un total de cuatro millones de pesos, cifra que claramente superaba las necesidades del tratamiento.
La verdad comenzó a salir a la luz en una reunión del ambiente tuerca, en una quinta de la provincia de Buenos Aires. Allí, entre varios pilotos, el padre de uno de ellos comenzó a compartir detalles sobre cómo Ponte había pedido dinero para un niño llamado Juan Cruz, pero la información sobre su lugar de origen variaba constantemente: a veces decía que era de Concordia, otras veces de La Pampa. Esto levantó las primeras sospechas.
Rubén Salerno, quien ya había tenido experiencias previas con Ponte, alertó a sus compañeros sobre el fraude. Salerno, quien participó en 245 carreras en el TC, sabía que Ponte ya tenía antecedentes de pedir dinero sin devolverlo. De hecho, el Tano les recomendó no confiar en él.
Desafortunadamente, varios pilotos no tomaron en cuenta la advertencia y decidieron ayudar a Ponte, transfiriendo grandes sumas de dinero. Según Olé, entre los que cayeron en la trampa se encuentran nombres reconocidos como Manu Urcera, Fernando Chapur, Emanuel Moriatis, José Ciantini, Diego Di Carlo y otros. Además, no solo los pilotos fueron víctimas, sino también miembros del equipo, aficionados al automovilismo y hasta empresas.
Al descubrirse el fraude, muchos de los pilotos afectados intentaron contactar a Ponte para exigirle respuestas, pero él ya no atendió a sus llamados. Sin embargo, Según relató Salero el padre de Ponte se comunicó con varios pilotos para devolverles el dinero que habían transferido.
Aquellos que lograron recuperar su dinero, como Chapur, Di Carlo y Moriatis, no dudaron en reenviar el dinero directamente a la madre de Nicanor para que el tratamiento de su hijo pudiera continuar sin problemas.
Aunque varios ya sabían lo que había sucedido, el tema no se había hecho público hasta que el piloto de F.1, Franco Colapinto, publicó en sus redes sociales pidiendo ayuda para el niño. Este gesto hizo que muchos más se enteraran de la historia y, aunque la ayuda económica ya no era necesaria, sirvió para visibilizar el caso y movilizar a miles de personas. Finalmente, la madre de Nicanor pudo conocer la verdadera magnitud de la estafa gracias a las alertas de los pilotos y sus seguidores.
Si bien las motivaciones personales de Ponte aún no están completamente claras, lo que sí es evidente es que el ex piloto se aprovechó de una causa noble para su propio beneficio. Al parecer, la presión económica y personal pudo haber sido un factor que lo llevó a tomar decisiones erróneas y traicionar la confianza de sus compañeros de profesión.
El escándalo generó una gran indignación en el mundo del automovilismo, especialmente entre los pilotos que fueron víctimas de la estafa. Sin embargo, la solidaridad de aquellos que no cayeron en el engaño, como Salerno, quienes rápidamente buscaron remediar el daño, logró que la familia Insaurralde recibiera el dinero necesario para continuar con el tratamiento de Nicanor.
Este caso ha dejado una profunda marca en la comunidad automovilística argentina, que ha demostrado tanto su solidaridad como su capacidad de reaccionar ante la adversidad, enfrentándose a un engaño que no solo afectó a la familia de un niño enfermo, sino también a la confianza y la ética del propio deporte.
