Hoy se estrena una película que todo amante del automovilismo debería ver. Se trata de Contra lo imposible, un film que en realidad se llama Ford v Ferrari y que cuenta los pormenores del duelo que estas marcas tuvieron en las 24 Horas de Le Mans de 1966.
El film, que dura 152 minutos, fue dirigido por James Mangold y tiene a Matt Damon y Christian Bale en los papeles principales. La historia gira en torno a la creación de los Ford GT40 que derrotaron a los Ferrari 330 P3 de la Scuderia a fines de la década de 1960 en la mítica prueba de resistencia.
Damon interpreta a Carroll Shelby, quien tuvo a su cargo la creación del equipo y el desarrollo de los vehículos; mientras que Bale le da a vida al británico Ken Miles, uno de sus pilotos.
La historia de este duelo es por demás conocida, al menos para aquellos apasionados por las carreras. El enfrentamiento entre Ford y Ferrari comenzó tras el intento de la marca del Óvalo de comprar a la casa de Maranello. Las negociaciones estaban avanzadas, pero Enzo Ferrari se arrepintió a último momento y decidió asociarse con Fiat.
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Esto enojó mucho a Henry Ford II, quien se propuso derrotar a Ferrari en el terreno donde parecía invencible: una pista. Así Ford creó el proyecto de los GT40, que consiguieron ganar Le Mans en 1966, 1967, 1968 y 1969.
Al estilo Hollywood los personajes están algo estereotipados, Shelby no deja de ser un encantador de serpientes, algo magníficamente mostrado en la escena en la que convence a un furibundo Henry Ford II de dejarle el control absoluto de la operación después del fiasco de 1965. Miles tiene un par de momentos de “tipo complicado”; mientras que durante el resto del tiempo demuestra que es un gran padre, esposo y amigo. Así logra empatía con el público en contrapunto con Leo Beebe (Josh Lucas), director del programa de carreras de Ford y que es el “malvado” de turno.
Sobre el final la película nos regala una extensa recreación de las 24 Horas de Le Mans 1966, que tuvo un final que aún hoy en día cuesta creer. Miles y su compañero Denny Hulme encararon las vueltas de la carrera al frente del pelotón con una apreciable diferencia sobre la dupla Bruce McLaren-Chris Amon, con el otro Ford GT40 de American Shelby.
Beebe le ordenó a Miles que aminorará su ritmo para que los dos autos cruzaran juntos la meta con el objetivo de dejar clara la superioridad de Ford. Así lo hizo y si bien tras recibir la bandera de cuadros festejó el triunfo más que merecido, la felicidad le duró poco. Al haber empatado con su compañero, los organizadores determinaron el ganador de la competencia con la “regla de la distancia”.
Como McLaren y Amon partieron detrás de Miles y Hulme se los consideró ganadores al recorrer ocho metros más en el mismo tiempo…
