En 1963, el corazón de los entusiastas de los automóviles deportivos latió con fuerza cuando Alfa Romeo presentó el Alfa Romeo Giulia TZ. Este vehículo de carreras, concebido para arrasar en competiciones, logró un hito al ser adaptado para el uso cotidiano en calles y carreteras. El sueño de todo amante de la velocidad se hizo realidad con este modelo único, que dejó su huella en la historia del emblemático Biscione.
INNOVACIÓN DESDE LOS INICIOS
El camino hacia el Giulia TZ comenzó a fines de los ‘50, con la misión de crear un sucesor digno del Giuletta SZ. Este debía heredar virtudes, corregir defectos y evolucionar, con especial énfasis en la aerodinámica para destacar en la categoría Súper 1600.
El entonces director de Alfa Romeo, Orazio Satta Puliga, un avezado ingeniero y diseñador, reunió a lo mejor del automóvil italiano en torno al desarrollo de esta propuesta: Giuseppe Busso como ingeniero a cargo de la supervisión de los motores creados y ensamblados por la Autodelta de Carlo Chiti, un joven Ercole Espada, entonces en Zagato, firmando el inconfundible diseño de su carrocería y la empresa aeronáutica SAI Ambrosini responsabilizándose de la fabricación de los innovadores bastidores tubulares de acero tratado con cromo y níquel que dieron nombre al modelo, ya que TZ significa “Tubolare Zagato”.
ESPECIFICACIONES IMPRESIONANTES
El resultado fue un automóvil compacto de menos de cuatro metros y sorprendentemente ligero: 660 kg, con solo 62 kg correspondientes al chasis. Bajo el capó, un motor bicilíndrico de 1.57 litros desarrollaba 112 CV, que se elevaban a 160 CV en versiones de competición. Con una velocidad máxima de 215 km/h, este bólido conquistó victorias en Europa y América del Norte, destacando por sus frenos de disco y suspensión independiente en las cuatro ruedas.
Más allá de su peso y rendimiento, el Giulia TZ se destacó por su innovadora aerodinámica, con una zaga de tipo Kammback que minimizaba la resistencia al aire, evitando turbulencias y optimizando la velocidad.
1965: RENACE EL BISCIONE
En 1965, el Biscione regresó con la segunda generación, el Alfa Romeo Giulia TZ2. Más bajo, más ancho y aún más ligero, marcando 620 kg en la báscula, utilizó fibra de vidrio en lugar de aluminio para la carrocería. Con un diseño agresivo de Zagato, este modelo se reservó exclusivamente para competiciones, equipado con un revolucionario motor 1.6 DOHC de 170 CV y una velocidad punta de 245 km/h.
El palmarés del TZ2 cimentó su leyenda con victorias en los 1.000 Kilómetros de Monza, las 12 Horas de Sebring y la Targa Fioro en 1966, además de triunfar en Nürburgring la temporada siguiente.
INSPIRACIÓN QUE TRASCIENDE
Más allá de las pistas, el revolucionario diseño del Giulia TZ inspiró dos concept-cars notables: el Alfa Romeo Canguro, creado por Giugiaro para Bertone y presentado en el Salón de París de 1964, y el Alfa Romeo Giulia 1600 Sprint, basado en el TZ2 y exhibido por Pininfarina en el Salón de Turín de 1965.
Entre 1963 y 1965 sólo se fabricaron 121 unidades del Alfa Romeo Giulia TZ. De su sucesor, el TZ2, sólo se produjeron 12. Con estas cifras, no es extraño que sea uno de los modelos más deseados por los coleccionistas. Su valor en las subastas ha rozado el millón de euros.