Recién estrenada la década de los ‘70 llegó al mercado uno de esos modelos llamados a hacer historia, no solo en Toyota sino en el mundo del automóvil en general. Aquel año vio la luz el Toyota Celica, uno de los cupés más célebres gracias a su diseño, tacto de conducción y comportamiento, además de su dominio del Mundial de Rally en los ‘90.
El nombre del nuevo modelo desarrollado por Toyota ya hacía presagiar su futuro (Celica es sinónimo de celestial) por lo que desde el primer momento quedaba claro que estaba llamado a ser una estrella en el mercado automovilístico mundial.
El nuevo cupé 2+2 de Toyota se presentó en sociedad en diciembre de 1970 y supuso para Toyota volver a poner el foco en los “specialty cars”, los vehículos especializados, combinando diseño y alto rendimiento con un precio asequible para los conductores más jóvenes.
El objetivo era proporcionar el modelo ideal para aquellos que querían gozar de una gran sensación de libertad al volante, pero disfrutar también de un práctico interior y una respuesta deportiva.
Desarrollado a partir de la plataforma del Carina, el Celica ofrecía además múltiples posibilidades de personalización ya que, bajo la denominación “sistema completo de opciones”, se podía elegir entre diversos motores de 1.4 y 1.6 litros, dos tipos de cajas de cambio manual y una transmisión automática y cuatro acabados (ET, LT, ST y GT).
Confort y facilidad de conducción fueron también prioritarios para los ingenieros que desarrollaron el Celica, pero siempre garantizando una respuesta dinámica sobresaliente en curva para conquistar a los más entusiastas de la conducción deportiva.
Lo lograron con una configuración de suspensión delantera independiente y trasera de cuatro brazos, con amortiguadores separados, lo que junto a la puesta a punto del resto del chasis permitió convertir al Celica en un modelo único en carreteras de montaña.
La combinación de potentes motores y excelente respuesta dinámica fue una fórmula de éxito también en el mundo de la competición, ya que el Celica logró diversas victorias en Japón y fue el modelo con el que Ove Andersson dio forma al Toyota Team Europe (TTE) en Colonia (Alemania), siendo el centro de las actividades automovilísticas de Toyota en las siguientes décadas.
El Toyota Celica GT-Four fue la base para los grandes éxitos de la marca japonesa en el Mundial de Rally con 29 victorias y seis títulos, dos de constructores y cuatro de pilotos, dos con el español Carlos Sainz (1990 y 1992) y los restantes con el finlandés Juha Kankkunen (1993) y el francés Didier Auriol (1994).
En abril de 2006, tras más de 35 años de historia, siete generaciones y más de cuatro millones de unidades vendidas en todo el mundo, el ya mítico Toyota Celica cesó su producción.
Unos pocos años después, Toyota volvió a contar con un deportivo en su gama con la llegada del Toyota GT86, un cupé 2+2 de motor bóxer delantero y tracción trasera cuyo desarrollo se centró en las sensaciones que su conductor debía obtener al volante, con el placer de conducción como hilo conductor de toda su puesta a punto.
El pasado año 2019 Toyota revivió otro deportivo mítico, el Toyota Supra. Ya como GR Supra, la quinta generación del legendario deportivo de Toyota y el primer modelo GR global de Toyota GAZOO Racing ha sido concebido como un deportivo en toda su pureza, sin ninguna concesión que pueda limitar el placer de conducción.