Hay historias de éxito, victorias y gloria. Historias románticas, hechas de pasión, amor y locura. Historias míticas, como la de Carlo Abarth. Quienes tuvieron el placer y honor de conocerlo dicen que era un “soñador con los pies en la tierra”: un oxímoron como se desprende de su vida personal, primero en lo deportivo y después como empresario.
Fanático de las carreras desde su juventud, a partir de los años ’50 Abarth apoyó la producción de componentes especiales y la transformación de las prestaciones para las actividades deportivas. Su gran idea fue la de brindar a la gente la posibilidad de vivir a diario la pasión por los coches y las carreras, haciendo extraordinarios productos creados como normales y transformando a la gente común en pilotos cotidianos.
Gracias a Abarth el coche deportivo se convirtió en un sueño alcanzable, no para una pequeña élite, sino para cualquiera que lo deseara. En todos los sentidos, Carlo Abarth puede considerarse como el inventor del concepto de transformación en el campo de la automoción.
Esta actividad le permitió iniciar una aventura de grandes éxitos deportivos e industriales, cuyo eco ha llegado hasta nosotros sorprendentemente fuerte. Incluso hoy en día, tras más de un siglo desde el nacimiento de su fundador, la marca Abarth es conocida en todos los rincones del planeta.
Velocidad, prestaciones y adrenalina: para los fanáticos del motor, el Escorpión será para siempre el símbolo de la epopeya. Por ejemplo, cabe mencionar la empresa personal de Carlo Abarth que, en 1965 con 57 años (nació el 15 de noviembre de 1908 en Viena), perdió más de 30 kg para entrar en el habitáculo del Fiat Abarth 1000 Monoposto Record y batir los récords de aceleración en un cuarto de milla y en 500 metros. O el Fiat Abarth 1000 Pininfarina, cuidadosamente conservado hasta hoy en día, cuya memoria se relaciona con los siete récord batidos en el circuito de Monza por nueve pilotos que corrieron en septiembre de 1960 durante tres días seguidos.
Resumiendo, escribir sobre Abarth significa escribir sobre la pasión. Y es precisamente la pasión por la marca la que une a personas de cualquier condición social y de todas las edades. Incentivar sobre todo a los jóvenes, que hoy también pueden compartir de nuevo la emoción de conducir un Abarth por las carreteras todos los días, ha sido una de las razones de peso que han empujado a la marca a revivir en clave actual el glorioso pasado de Abarth, un legado histórico que resulta imposible desvirtuar.
El mito Abarth sigue viviendo hoy en día en el corazón de todos los fans a través de una gama que expresa deportividad sin compromisos gracias al progreso técnico constante.
Desde 1971, Abarth es propiedad de Fiat Auto y el último vehículo en cuya realización participó activamente el fundador de la marca fue el A112 Abarth. En los años 80 la historia continuó con vehículos célebres como el Fiat 131 Abarth, campeón del mundo de rally, y el Ritmo Abarth.
Carlo Abarth murió el 24 de octubre de 1979 bajo el mismo signo que le vio nacer: el del escorpión.