La relación entre los pilotos de la Fórmula 1 y la Federación Internacional del Automóvil (FIA) nunca ha sido sencilla, pero recientemente se ha tensado aún más. Este jueves, la Asociación de Pilotos de Grandes Premios (GPDA) envió una carta directa a Mohammed ben Sulayem, titular de la FIA, pidiendo ser tratados “como adultos” y exigiendo más respeto y transparencia, sobre todo en lo que respecta a las sanciones impuestas y la gestión de las multas económicas. Este comunicado ha sido la respuesta a varias polémicas recientes, como las sanciones a pilotos como Max Verstappen y Charles Leclerc por el uso de “malas palabras” en declaraciones públicas y en la radio durante las carreras.
El comunicado de la GPDA refleja el malestar de los pilotos ante lo que consideran intervenciones innecesarias e intrusivas de la FIA en aspectos de su comportamiento personal, como el uso de lenguaje coloquial o la presencia de joyas en el cockpit. La asociación subraya que sus miembros, profesionales que compiten en la élite del automovilismo, no necesitan que se les instruya sobre cuestiones tan triviales a través de los medios de comunicación.
“Nuestros miembros son adultos, no necesitan recibir instrucciones a través de los medios de comunicación sobre asuntos tan triviales como el uso de joyas y calzoncillos”, afirmó la GPDA en su carta. El comunicado destaca que los pilotos entienden y respetan la importancia de acatar las decisiones del árbitro, pero argumentan que existe una diferencia entre el uso de palabrotas casuales y el lenguaje que tiene como objetivo insultar a alguien.
LA POLÉMICA DE LOS INSULTOS Y EL USO DE JOYAS
El desencadenante inmediato de la carta fue la polémica en torno al lenguaje utilizado por Verstappen, Leclerc y otros pilotos. Verstappen, en particular, fue multado por emplear insultos en la radio durante una carrera reciente. En una entrevista, Mohammed ben Sulayem expresó que los pilotos no deberían “actuar como raperos” y que debían tener más cuidado con su lenguaje. Estos comentarios causaron la reacción de varios pilotos, incluyendo al siete veces campeón del mundo Lewis Hamilton, quien incluso sugirió que existía un “elemento racial” en la forma en que se abordaron las sanciones.
Por otro lado, el uso de joyas en la F1 ha sido un tema recurrente de fricción. Hamilton se vio obligado a quitarse un pendiente antes del Gran Premio de Gran Bretaña de 2022, y en 2023 continuó siendo objeto de debate, ya que la FIA insistió en su reglamento sobre el uso de accesorios en el monoplaza, algo que Hamilton cuestionó abiertamente.
TRANSPARENCIA EN LAS MULTAS: ¿A DÓNDE VA EL DINERO?
Otro punto central de la carta de la GPDA fue la falta de transparencia en la gestión de las multas económicas impuestas a los pilotos. La asociación de pilotos ha solicitado que la FIA aclare cómo se asignan estos fondos y cómo se distribuyen dentro del deporte. Esta preocupación se ha venido planteando durante los últimos tres años sin una respuesta satisfactoria de la organización. La GPDA instó al presidente de la FIA a mantener un diálogo abierto y constructivo, destacando que las sanciones económicas pueden proyectar una imagen negativa del deporte.
“Queremos una mayor claridad sobre cómo se gasta el dinero de las multas y que todo se haga en beneficio del deporte”, agregó el comunicado, subrayando la necesidad de un manejo más transparente de los recursos y una colaboración activa entre todas las partes involucradas en la Fórmula 1.
EL RECORDATORIO DE LA HUELGA DE PILOTOS DE 1982
Este reciente enfrentamiento entre los pilotos y la FIA remite a una de las protestas más recordadas en la historia de la Fórmula 1: la huelga de pilotos de 1982 en pleno Gran Premio de Sudáfrica. Ese año, un grupo de pilotos se rebeló contra las reglas impuestas por la FIA relacionada con la adopción de la súperlicencia en medio de un ambiente de tensión creciente.
El detonante fue la decisión de la organización de introducir cambios en el reglamento que los pilotos consideraban peligrosos. La huelga, que involucró a figuras de renombre como Niki Lauda, Jacques Laffite y John Watson, se convirtió en un acto de desobediencia sin precedentes, obligando a la FIA a reconsiderar su postura.
La carta de la GPDA es un llamado claro a la FIA para que respete el estatus profesional y la madurez de los pilotos de la Fórmula 1. Más allá de las discusiones sobre el lenguaje o las joyas, los pilotos exigen ser tratados como lo que son: profesionales que arriesgan sus vidas cada fin de semana para ofrecer espectáculo y emoción a millones de aficionados alrededor del mundo.
En un momento en que la Fórmula 1 se encuentra en un punto álgido de popularidad, es fundamental que la FIA y los pilotos trabajen juntos de manera constructiva para garantizar que el deporte siga evolucionando de manera respetuosa y transparente.