En 1972, Fernando Parrado protagonizó uno de los episodios más extraordinarios de supervivencia por todo el mundo conocido como el Milagro de los Andes. Sin embargo, su historia no se limita a ese dramático capítulo de su vida; también ha dejado una huella en el mundo del automovilismo.
La tragedia que marcó su vida ocurrió cuando, siendo parte del equipo de rugby Old Christians, el avión en el que viajaba se estrelló en la Cordillera de los Andes.
Parrado y otras 15 personas sobrevivieron durante casi 72 días en condiciones extremas antes de ser rescatado. La pérdida de su madre y su hermana en el accidente, sumada a la determinación y el amor por su padre, lo impulsaron a sobrevivir y regresar a casa para abrazar a su padre. Tal como se aprecia en La Sociedad de La Nieve, la película producida por Netlix y diriga por Juan Antonio Bayona.
De vuelta en Uruguay, Parrado retomó su vínculo con los autos, iniciado desde su infancia, cuando aprendió a manejar de la mano de su padre Seler Parrado, uno de los fundadores de la Asociación Uruguaya de Volantes.
Su carrera deportiva se forjó en Uruguay y Europa, donde estableció conexiones notables con referentes del automovilismo como Bernie Ecclestone, quien llegó a ser el mandamás de la máxima categoría; y Jackie Stewart, tricampeón de F.1.
Su amistad con Stewart, a quien considera su mentor, ha perdurado desde 1973. La conexión va más allá de las pistas ya que Parrado suele quedarse en casa de Stewart cada vez que visita las campiñas británicas. “Somos como primos o algo así”, afirma el uruguayo, que es padrino de sus hijos Paul y Mark.
Stewart le brindó toda su sabiduría, algo que le permitió a Nando bajar 20 segundos en el mítico circuito de Nürburgring. “Es la meca para todo corredor. Tiene 177 curvas, 23 kilómetros de recorrido y solo cuatro curvas de segunda marcha. Todo el resto es tercera, cuarta y quinta velocidad… Allí no hay lugar para errores, es un circuito que muerde al que no lo respeta”, dijo sobre la pista alemana en una entrevista con Infobae.
La relación con Ecclestone también ha dejado huella. En su época de dueño de Brabham, el propio Bernie autorizó a Parrado en un Gran Premio de Mónaco a que se encargara de llevar y traer los Brabham BT44 a los boxes del circuito de monegasco.
Pero eso no fue todo. En 1977, gracias al empresario, pudo establecer un vínculo con el equipo Autodelta y competir en el Grupo 2 del Campeonato Europeo de Turismo junto a los argentinos Juan Pablo Zampa y Eugenio Breard.
Las conexiones que tenía con el mundillo de la Fórmula 1 le permitieron a Parrado probar un McLaren MP4/1-Cosworth en 1982. “No quería ni podía hacer una tontería y romper el auto, así que lo aceleré, lo frené y lo disfruté dentro de mis límites”. También llegó a probar un auto de la Fórmula 2 con efecto suelo.
El motivo por el cual no compitió en ninguna estas categorías pese a que le podría haber sido sencillo llegar lo ha explicado el mismo Parrado: “Era muy bueno conduciendo autos de carrera, pero me di cuenta que yo no era excepcional. Y hay que serlo para llegar a la F.1 o cualquier categoría top del mundo”.