A veces tener el mejor auto y manejar sin errores no es suficiente para ganar en las 24 Horas de Le Mans, una competencia que siempre pone a prueba a hombres y máquinas. El argentino José María López puede dar fe de ellos ya que por segundo año consecutivo se quedó a tiro de alcanzar la gloria, aunque esta vez la desazón es mayor.
En compañía del inglés Mike Conway y el japonés Kamui Kobayashi en la conducción del Toyota TS050 HYBRID N° 7 del equipo Toyota GAZOO Racing, Pechito se quedó con las ganas de festejar por un maldito pinchazo cuando restaba menos de una hora para ver la bandera de cuadros.
Después de liderar cómodamente la prueba y tener una ventaja tranquilizadora con respecto a sus compañeros, el español Fernando Alonso, el suizo Sebastien Buemi y el nipón Kazuki Nakajima, la pinchadura de una goma derrumbó todo lo bueno que había realizado el trío del argentino.
El inconveniente obligó al cordobés a entrar a boxes, pero el equipo le cambió el neumático equivocado y debió volver a los pits a la vuelta siguiente. Así López perdió la ventaja de dos minutos que tenía sobre Nakajima, quien llevó al triunfo al auto N° 8. Finalmente, los dos Toyota cruzaron la meta separados por 16 segundos, pero eso no fue suficiente para el argentino.
“A lo largo de la historia Le Mans ha demostrado ser una carrera dura y cruel. Desafortunadamente, hoy nos tocó a nosotros tener esa amarga experiencia”, afirmó López. “Sin embargo, estoy orgulloso por el rendimiento de Mike y Kamui, que hizo una gran carrera. Prometo que volveremos a Le Mans con más fuerza”, culminó.
De esta manera, López, Conway y Kobayashi repitieron el segundo puesto que lograron en 2018 justamente detrás de sus compañeros, quienes además se llevaron el título de esta súper temporada del WEC…