“Los autos fueron mi locura. Sin un volante en las manos me sentía muerto. Era parte de mi cuerpo”. La frase pertenece a uno de los pioneros del automovilismo argentino que, aprovechando ser miembro de una familia de alta alcurnia, se deba todo tipo de gustos. Desde pasar una noche con Greta Garbo, Ginger Rogers u Olivia de Havilland hasta correr las 500 Millas de Indianápolis. Es más este “bon vivant” hasta inspiró a uno de los personajes más risueños de la historieta argentina: Isidoro Cañones. ¿Su nombre? Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué o simplemente Macoco, como lo apodó su padre.
Martín de Álzaga Unzué nació el 10 de enero de 1901 en Mar del Plata. Hijo de Félix Gabino de Álzaga Piñeyro y Ángela Unzué Gutiérrez Capdevila, recibió educación en los mejores colegios de Argentina y Europa, aunque fue expulsado de la mayoría de ellos por su mal comportamiento. Llevó una vida de gastos sin control que lo hizo famoso en todo el mundo gracias a la fortuna heredada de su familia, cinco mil hectáreas y la herencia de sus dos tías millonarias Cochonga Unzué de Casares y Manita Unzué de Alvear…
La primera vez que Macoco se puso detrás del volante de un auto para correr fue en 1917, cuando tenía 16 años. Su fortuna le permitió competir en las carreras más importantes de la época y no solo en la Argentina. También corrió en las pruebas más importantes de Europa y de Estados Unidos donde llegó a participar en una carrera que luego se convertiría en una de las más importantes del mundo: las Indy 500.
Pese a sus incursiones internacionales, jamás se olvidó del automovilismo argentino, que lo tenía entre sus protagonistas cada vez que su agenda se lo permitía. En 1924, por ejemplo, organizó la primera carrera de midget en Buenos Aires utilizando las calles de tierra que rodeaban la Plaza Arenales como circuito. Posteriormente, trajo a la ciudad un grupo de pilotos europeos excéntricos que corrían en cyclecars desde 1910. Ese mismo año, ganó la I Coupe de l’Autodrome de Fórmula Libre en Miramas, Francia, conduciendo un Sunbeam.
Después de su etapa deportiva, se mudó a Nueva York en 1925 para regentar, junto a John Perona, el lujoso cabaret Bath Club, que tuvo un gran éxito hasta su cierre en 1928 debido a problemas con los gánsteres locales.
En 1931, abrieron El Morocco, el cabaret más famoso y exclusivo del mundo, con famosos invitados como Humphrey Bogart, Marilyn Monroe y Truman Capote. Una de sus características distintivas eran los tapizados de cebra, cazados en un safari por el propio Macoco.
Se casó dos veces, primero con Gwendolyn Robinson, con quien tuvo a su única hija, Sally (1927-2011); y luego con Kay Williams, una famosa modelo que se casó más tarde con el actor Clark Gable.
Se le atribuyen romances con Rita Hayworth, Claudette Colbert y Dolores del Río. Tuvo tantas relaciones amorosas que se cree que la letra del tango Shusheta, escrita por Enrique Cadícamo, y la novela El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, se inspiraron en él. Y también habría inspirado a Dante Quinterno para darle vida al terrible Isidoro Cañones, que pasaba su vida derrochando el dinero de su tío, el Coronel Urbano Cañones.
A Álzaga Unzué también se le atribuye el origen de la expresión “tirar manteca al techo”, que proviene de su costumbre de hacerlo en el Hotel Maxim’s de París con el objetivo de acertarle a los prominentes senos de unas valkirias pintadas en el techo…
Macoco murió el 15 de noviembre de 1982 a los 81 años. Ese día las valkirias lo recibieron con los brazos abiertos…