Aunque la Fórmula 1 nació en 1950 poca gente recuerda que hubo dos torneos que sirvieron de base para su creación: El Campeonato Mundial de Constructores, que se disputó entre 1925 y 1930; y el Campeonato Europeo de Pilotos, que tuvo ediciones entre 1931 y 1939 con un paréntesis en 1933 y 1934.
Ambos certámenes fueron fiscalizados por la Comisión Deportiva Internacional de la Asociación Internacional de Automóviles Clubes Reconocidos (AIACR, por sus siglas en francés), que con el tiempo se transformó en la Federación Internacional del Automóvil.
A diferencia de lo que sucede en la actualidad, que el campeón es aquel que suma más puntos; en esa época el monarca era el que menos unidades tenía. Los tres primeros sumaban 1, 2 y 3 tantos, respectivamente. Mientras que el resto los acumulaba en función a la distancia que cubrían en los Grandes Premios. Aquellos que completaban el 75% sumaban 4, los que hacían entre el 75% y el 50%, 5; los que cubrían entre el 50% y el 25%, 6; y los que solo hacían una cuarta parte, 7.
CAMPEONATO MUNDIAL DE CONSTRUCTORES
El Mundial de Constructores tuvo un buen impulso inicial en sus primeras tres ediciones con calendarios de entre cuatro y cinco carreras, que eran las más relevantes del momento como las 500 Millas de Indianápolis y los Grandes Premios de Francia, Italia, Bélgica, España y el Real Automóvil Club de Gran Bretaña. En 1925 la corona quedó para Alfa Romeo, en 1926 celebró Bugatti y en 1927, Delage.
En los tres años siguientes muchas de estas pruebas decidieron no respetar los lineamientos técnicos propuestos por el AIACR y estos torneos no tuvieron campeones al no alcanzarse el mínimo de tres fechas puntuables.
Esta problemática obligó al ente rector a hacer nuevas fórmulas para resolver el tema reglamentario. En un primer momento había demasiadas libertades y se decidió resolverlo con algunas cotas, principalmente en el peso de los vehículos y la cilindrada máxima de los motores. Este cambio derivó en un nuevo certamen para la década de 1930: el Campeonato Europeo de Pilotos.
CAMPEONATO EUROPEO DE PILOTOS
Las temporadas de 1931 y 1932 de flamante torneo se disputaron sobre tres GP’s. El primero, que se corrió sobre competencias de más de 1.500 kilómetros de recorrido que requerían dos pilotos por autos, visitó Italia, Francia y Bélgica. Y en el restante se repitieron las dos primeras fechas del ejercicio anterior, mientras que el cierre fue en Alemania. Ambos fueron dominados por los italianos. En 1931 la corona quedó para Ferdinando Minoia y en 1932 para el gran Tazio Nuvolari. Ambos campeones se consagraron con Alfa Romeo.
Aunque el Europeo se basaba en unas pocas competencias, durante el año se disputaban una veintena de Grandes Premios y Grandes Eventos, como se llamaba a las pruebas de aquellos países con mayor tradición automovilística.
Tras un paréntesis en 1934 y 1935, la última etapa de este certamen fue dominada por los equipos y pilotos alemanes gracias al fuerte apoyo económico de Adolf Hitler, entonces canciller de Alemania, que quería que las marcas germanas demostraran en las pistas el poderío del país.
Mercedes y la recién fundada Auto Unión aceptaron el desafío y ahí comenzó la leyenda de las Flechas de Plata (los autos recibieron esa denominación porque corrían con las carrocerías de aluminio sin pintar para ser más livianos que sus rivales).
En 1935 se consagró Rudolf Caracciola a bordo de un Mercedes W125, que tenía un motor que erogaba 700 CV. La dupla también festejó en 1937 y 1938. En 1936, en tanto, Bernd Rosemeyer le dio la corona a Auto Unión.
El campeonato de 1939 se interrumpió por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el AIACR decidió dar por desierto el torneo, aunque se habían disputado ya cuatro carreras.
Sin embargo, para el ADAC (el Automóvil Club de Alemania) hubo campeón: Hermann Lang (Mercedes), pese a que era el escolta de Hermann Paul Müller (Auto Unión). Tal vez su “designación” como monarca haya tenido que ver con que ganó dos carreras, una más que su compatriota y líder del certamen…
Una vez finalizado el conflicto bélico, el AIACR volvió con la idea de organizar un campeonato con vehículos de Grand Prix, aunque en este caso de carácter mundial. A partir de 1946 instauró una nueva fórmula reglamentaria que fue probada con éxito y fue el puntapié para el nuevo campeonato que comenzó a rodar 1950. A ese conjunto de reglas se la llamó Fórmula 1…