
En un mundo donde la política económica se entrelaza cada vez más con las grandes estructuras empresariales, incluso el paddock de la Fórmula 1 puede sentirse expuesto a decisiones tomadas lejos de los circuitos. Esta semana, Haas Automation, la compañía de herramientas industriales fundada por Gene Haas, anunció una serie de recortes operativos tras verse golpeada por las nuevas propuestas arancelarias impulsadas por Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Pero mientras la fábrica californiana reduce producción y congela contrataciones, el equipo Haas F1 Team, propiedad del mismo empresario, declaró oficialmente que su estructura no se ve afectada por la situación. “No hay impacto en el equipo”, afirmó un portavoz en la previa del Gran Premio de Bahrein, agregando que el desarrollo técnico, la contratación de personal y los proyectos en curso se mantienen “sin cambios”.

Una declaración tan contundente no solo busca disipar rumores, sino también preservar la imagen de estabilidad en un entorno donde cualquier ruido financiero puede convertirse en una sombra deportiva.
La declaración de Haas Automation llega en un momento crítico. Trump ha intensificado su retórica económica con nuevos aranceles comerciales que apuntan a fortalecer la industria local mediante restricciones a las importaciones, especialmente de países asiáticos.
Estas propuestas ya están generando efectos inmediatos en sectores industriales que dependen tanto del abastecimiento externo como del comercio global, como es el caso de los fabricantes de máquinas herramienta.
En un comunicado oficial publicado esta semana, Haas Automation expresó con claridad: “Los aranceles tendrán un impacto significativo en el negocio de Haas Automation”.

La compañía, con sede en Oxnard, California, detalló que enfrenta una “caída dramática en la demanda”, tanto en el mercado doméstico como en el internacional. Como respuesta, la firma anunció una reducción de la producción, la eliminación de horas extra y la suspensión total de nuevas contrataciones, mientras analiza el verdadero alcance de estas medidas sobre sus operaciones globales.
La empresa emplea actualmente a 1.700 personas en su planta principal, además de contar con múltiples centros de distribución y ventas en todo Estados Unidos. Aunque no se han anunciado despidos por el momento, el congelamiento operativo marca un giro inesperado en una compañía que hasta ahora se había mostrado como emblema de la manufactura tecnológica nacional.
En contraste con la cautela del comunicado industrial, el mensaje desde el box del equipo de Fórmula 1 fue absolutamente claro. Consultado por la agencia Reuters, un portavoz del Haas F1 Team confirmó que el estado financiero de Haas Automation no afecta en absoluto las operaciones deportivas:
“Es negocio como siempre en lo que respecta al equipo y no hay cambios en nuestro plan de desarrollo, proceso de reclutamiento ni en otros proyectos.”
La afirmación llega en un momento clave para la escudería, que celebra su décima temporada en la Fórmula 1, una década marcada por la austeridad operativa y la persistencia en la élite del automovilismo.
La estructura, la más pequeña entre los diez equipos actuales, compite con motores provistos por Ferrari y mantiene una asociación técnica con Toyota, lo que le permite acceder a recursos tecnológicos sin tener que desarrollar internamente toda la infraestructura. Como todas las escuderías, opera bajo los límites presupuestarios establecidos por la FIA, que desde 2021 buscan equilibrar la competencia en el campeonato.
Además de los recursos propios, el equipo se financia a través de patrocinios y del reparto de ingresos comerciales de la F.1, actualmente bajo la órbita de Liberty Media, lo que reduce la dependencia directa de la situación financiera de Haas Automation.