La necesidad de lograr una mayor seguridad para los pilotos y espectadores motivó a los entusiastas del automovilismo de los primeros años del Siglo XX a idear un tipo de carrera que no necesariamente uniera dos puntos distantes a cientos de kilómetros, como sucedía en los primeros años. Así nacieron los Grandes Premios, un término que hoy es popular para definir a las competencias del calendario de la Fórmula 1.
El primero de este tipo lo organizó el Automóvil Club de Francia entre el 26 y el 27 de julio de 1906 en la localidad de Le Sarthe. En total se anotaron 33 participantes con máquinas de diferentes constructores como Mercedes, Fiat, Dietrich, Renault, Darracq, Panhard-Levassor, Gregoire Gobron-Brillie, Brasier y Clement-Bayard, entre otros.
Otra particularidad de esta competencia fue que se utilizó un reglamento técnico para determinar qué autos podían participar. En esa oportunidad el ACF estableció para los vehículos un peso máximo de 1.815 kilos. Con el paso del tiempo, las reglas fueron cambiando y las reglas establecidas por el ACF siempre se tomaron como referencia para el desarrollo de la disciplina.
La prueba se efectuó en dos jornadas de seis vueltas cada una a un circuito de casi 103,200 kilómetros para completar un recorrido total de 1.238,400 kilómetros. En el primer día -muy caluroso, por cierto- la lucha fue tenaz y reñida entre los franceses Fernand Gabriel (Dietrich) y Paul Baras (Brasier) y el húngaro Ferenc Szisz (Renault), quien logró pasar a la vanguardia en la tercera vuelta favorecido por el sistema de cambio de gomas ante la gran cantidad de pinchaduras. Es que su auto presentaba una novedad: un aro con la cubierta fijada a la rueda con ocho bulones. Ante cada rotura solo era necesario cambiar el aro, sin sacar toda la rueda.
Cerca del mediodía -la carrera se había largado a las 6-, Szisz llegó a la meta de la primera etapa. Su auto, como el del resto de los competidores, fue puesto en vigilancia hasta el día siguiente en lo que se llamó “parque cerrado”. Al otro día el puntero reanudó la competencia a las 5.45 porque la reglamentación establecía que debía continuar la prueba “tantos segundos después de la medianoche como los empleados en las primeras seis vueltas”. Szisz se mantuvo cómodo en la vanguardia, mientras detrás el galo Albert Clement (Clement- Bayard) y el italiano Felice Nazzaro (Fiat) luchaban por el segundo lugar, que alcanzó este último en la décima vuelta.
Repentinamente, en la undécima ronda, Szisz rompió un cojinete y por un momento se creyó que Nazzaro ganaría la carrera, pero el húngaro tenía 40 minutos de ventaja y logró reparar su Renault para cruzar la meta victorioso a las 12.15. Desde entonces, el Gran Premio de Francia ganó prestigio y se disputó siempre con las mejores máquinas y los mejores pilotos.