La historia de Red Bull es tan fascinante como su ascenso en la Fórmula 1. Todo comenzó en la década de 1950, cuando Chaleo Yoovidhya, un empresario tailandés, incursionó en la venta de antibióticos. Sin embargo, su visión se amplió hacia la creación de bebidas energéticas asequibles para la clase trabajadora. En 1975, nació Krating Daeng, o Toro Rojo en tailandés, una bebida que marcaría el inicio de un imperio.
El destino intervino cuando Dietrich Mateschitz, un emprendedor austríaco, se encontraba de vacaciones en Tailandia y bebió Krating Daeng para tratar de luchar contra el jet lag (descompensación horaria). Mateschitz, un experto en marketing, rápidamente se dio cuenta del potencial de esa bebida energizante. Adquirió el 49% de la empresa y realizó ajustes a la fórmula para adaptarla al mercado occidental.
La asociación entre Yoovidhya y Mateschitz catapultó a Red Bull más allá de Asia, lanzando la bebida en occidente en 1987. La relación accionaria mostraba un equilibrio: Mateschitz y Yoovidhya poseían el 49% cada uno, mientras que el restante 2% quedó en manos del hijo mayor de Yoovidhya, Chalerm.
Tras el fallecimiento de Chaleo en 2012, la familia Yoovidhya pasó a tener el 51% de la empresa. Mientras que tras la muerte de Dietrich en 2022 su participación fue a parar a su hijo Mark, quien con 31 años es el millennial más rico del mundo con una fortuna de 34.700 millones de dólares.
Tras la desaparición de los fundadores de Red Bull, surgió una batalla entre los herederos. Mark Mateschitz cuestiona la inversión en la Fórmula 1, en tanto que Chalerm Yoovidhya respalda la participación del equipo y la gestión de Christian Horner, director del equipo Red Bull Racing.
La polémica que envuelve a Horner, quien fue acusado por una empleada del grupo de comportamiento indebido, acrecentó esta lucha interna por el emporio de la bebida energizante. Tal es así que en el GP de Bahrein, Yoovidhya respaldó a Horner con su presencia solo unos días después de que el ex piloto inglés fuera declarado no culpable en una investigación interna.
Mal que le pese a Mark Mateschitz, Chalerm Yoovidhya parece tener todas las de ganar gracias a tener el 51% de la empresa y el poder de veto de cualquier decisión. Pero eso que podría suponer un alivio para Horner no lo sería tanto…
El magnate tailandés, que tiene una fortuna estimada en 38.000 millones de dólares, envió a una persona de confianza a la sede del equipo en Milton Keynes para interiorizarse de sus operaciones.
“El espía tailandés”, como lo nombraron los empleados de Red Bull, examinó cada departamento del equipo y según reportó Bild esto sería porque Yoovidhya planea realizar cambios importantes en la escudería para contentar a Mark Mateschitz y evitar un enfrentamiento mayor…