Es imposible encontrarle una explicación a todo lo que ocurrió en el Gran Premio de San Marino de 1994. Solo alcanza con decir que fue el fin de semana más trágico en la historia de la Fórmula 1 moderna. Aunque se lo recuerda por las muertes del austríaco Roland Ratzenberger y del brasileño Ayrton Senna hubo otros incidentes como para afirmar que se trató de un Gran Premio maldito. Esto sucedió en cada uno de sus tres días de actividad en el autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola.
VIERNES 29 DE ABRIL DE 1994
El brasileño Rubens Barrichello (Jordan) inicia con confianza la primera sesión de clasificación tras terminar décimo los entrenamientos. Completa sin problemas su primera vuelta lanzada e inicia la segunda con la esperanza de mejorar su registro. Viene bien, pero entra pasadísimo a la Variante Bassa. Pierde el control de su auto a 225 km/h, pasa sobre un pianito externo que lo catapulta por el aire y pega violentamente contra los cables de la valla del muro de protección del sector.
El Pr. Sid Watkins, asistido por el Dr. Giuseppe Piana y sus compañeros rescatistas, llegan al lugar en un instante para brindarle al brasileño los primeros auxilios. Encuentran a Barrichello inmóvil en el habitáculo y con la cara ensangrentada. Sufre traumatismo craneoencefálico leve, se rompe la nariz y tiene múltiples hematomas en la espalda. Años después, el propio Rubinho admitió que estuvo muerto, al menos, seis minutos como consecuencia de un impacto de 90G.
Al día siguiente del incidente Barrichello aparece en el circuito con un brazo en un cabestrillo. Ser reúne con su compatriota Ayrton Senna. Admite que se equivocó, pero también señala que su accidente sirvió para demostrar que el ángulo de los pianitos era peligroso. Senna se compromete a hablar del tema entre todos los pilotos en el GP de Mónaco, la siguiente competencia…
SÁBADO 30 DE ABRIL DE 1994
La segunda sesión de clasificación comenzó hace un cuarto de hora. La gran mayoría de los corredores van camino a mejorar sus tiempos del día anterior. Entre ellos está Roland Ratzenberger con su modesto Simtek. El austriaco pelea con el francés Paul Belmondo (Pacific) por arrebatarle la 26ª y última plaza de la grilla.
Las cosas pintan bastante bien ya que ha mejorado notablemente respecto al día anterior (1m27s371 contra 1m27s657). En su tercera vuelta sube al pianito en Acque Minerale y, presumiblemente, daña la parrilla de suspensión. Pero no vuelve a los boxes y sigue para completar otro giro. Ratzenberger se acerca a la curva de Villeneuve a 308 km/h cuando el flap izquierdo de su alerón delantero sale volando. El incontrolable Simtek es propulsado como una bala de cañón contra la pared exterior. El impacto es terrible. El auto rebota y se desliza a lo largo del muro antes de detenerse cerca de Tosa.
Inmediatamente se ondea la bandera roja. Como el día anterior, los servicios de emergencia están en el lugar en menos de treinta segundos. Como el día anterior, Sid Watkins es el primero en llegar. Inmediatamente se da cuenta de la gravedad de la situación. Ratzenberger está en paro cardíaco.
Watkins y sus colegas se dan cuenta muy rápidamente de que no hay nada que hacer. El choque fue tan violento que el desafortunado piloto de 34 años murió instantáneamente. Sin embargo, como la ley italiana estipula que toda competencia en la que haya un accidente fatal debe interrumpirse, el cuerpo de Ratzenberger es transportado en helicóptero al hospital de Bolonia, donde se lo declara oficialmente muerto a las 14.15.
Las pruebas oficiales se reanudan después del accidente de Ratzenberger. Senna, visiblemente consternado por lo sucedido con su rival, no participa de la tanda. Igual se queda con la pole gracias al tiempo del viernes…
DOMINGO 1 DE MAYO DE 1994
Después del los sucesos de los días anteriores, está todo listo para que se largue la tercera fecha del torneo. Ayrton Senna (Williams), Michael Schumacher (Benetton), Gerhard Berger (Ferrari) y Damon Hill (Williams) largan perfectamente. J.J. Lehto (Benetton) se queda detenido en el quinto cajón de la grilla.
La mayoría de los pilotos que largan atrás lo esquivan, pero no sucede lo mismo con Pedro Lamy (Lotus). El portugués, que había largado 22°, impacta contra el auto del finlandés de manera violenta. Tanto que dos ruedas de su auto vuelan hacia las tribunas y le provocan lesiones a una decena de espectadores. Lamy y Letho, en cambio, no sufren ni un rasguño.
El incidente motiva a la dirección de carrera a neutralizar la competencia con auto de seguridad, método que se utiliza por primera vez en la historia de la F.1. La neutralización les permite a los auxiliares de pista tomarse el tiempo necesario para sacar los restos de los vehículos.
La competencia se reanuda en el sexto giro con Senna y Schumacher en las dos primeras posiciones. En la séptima vuelta, el brasileño aborda la gran curva de Tamburello a 300 km/h. De repente, cuando está a punto de salir de la variante, el Williams deja de girar, vuela sobre la cama de leca y se estrella contra el muro de hormigón en un ángulo terrible.
El auto rebota unas pocas decenas de metros y levanta un montón de escombros, antes de detenerse en la grava. Todo el flanco derecho está demolido, pero la celda de supervivencia está intacta.
El Gran Premio se interrumpe con bandera roja. Los coches se alinean en la recta principal. Esta vez, el personal médico tarda casi un minuto en llegar a Tamburello. El profesor Watkins, inclinado sobre el cuerpo de Senna, descubre con horror un rostro inanimado y ensangrentado. Un brazo de suspensión le atravesó el cráneo como un sable.
La situación es desesperada, pero el corazón de Ayrton aún late. Senna es retirado del auto y se lo compensa a la espera del helicóptero sanitario, que a las 14.35 lo traslada al hospital Maggiore de Bolonia.
La carrera se vuelve a largar y los resultados se definen por suma de tiempos. Gana Schumacher, pero eso poco importa. A las 18.40, desde Bolonia, llegó la noticia: Senna había muerto.
Sin dudas, el Gran Premio de San Marino de 1994 cambió a la Fórmula 1 para siempre.
