Pese a que la normativa técnica que la Fórmula 1 estrenó este año iba a beneficiar los sobrepasos gracias a un mayor ingerencia del efecto suelo, la máxima categoría se resiste a dejar de lado el DRS con el cual los pilotos pueden realizar más fácilmente las maniobras de superación.
De cara al 2026, cuando entrará en vigor un nuevo reglamento para los motores, se analiza utilizar la aerodinámica activa para mejorar la eficiencia del combustible y, al mismo tiempo, mejorar más el espectáculo. Para esto último se utilizaría un DRS inverso, que le daría más carga aerodinámica al auto que está detrás y le sacaría agarre al que está adelante.
“Uno de los grandes temas con los coches de 2026 es si tendremos aerodinámica activa, creo que es un paso muy atractivo hacia la eficiencia. Todavía hay que resolverlo para ver cómo se puede de forma segura y predecible, como pasa a día de hoy con el DRS. Si la tenemos, podría afectar al coche de delante”, reconoció Ross Brawn, director deportivo de la F.1, a la revista británica Autosport.
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“Podría suceder que una vez que te acercas a cierta distancia, el coche de delante pierde un poco de carga aerodinámica y tú ganas un poco más. Hay trucos con los que puedes jugar y tener una oportunidad”, ejemplificó.
“No estoy diciendo que vamos a hacer eso, pero el coche de 2026 será una lección aprendida de lo que tenemos ahora y creo que incorporaremos de alguna forma la aerodinámica activa”, añadió.
La propuesta la analiza la Federación Internacional del Automóvil, algo que para Brawn demuestra el compromiso de la entidad con la categoría. “Llegamos a la conclusión de que es mejor que estuviese bajo supervisión de la FIA así tendrían acceso total a los datos y no habría problemas de confidencialidad. Están muy comprometidos con la competitividad y a veces me escriben que están muy contentos de que los coches corran tan bien”, concluyó el ingeniero inglés, que dejará su cargo a fin de año.