Elvis Presley, el rey del rock & roll, tenía otras dos grandes pasiones además de la música: los autos y las armas. Por eso contaba con grandes colecciones de ambas cosas, que una vez unió tras un ataque de locura…
Entre los varios vehículos que poseía Elvis se destacaba un De Tomaso Pantera de 1971 que había adquirido por unos 9.000 dólares para pasear con su novia de aquel momento, la actriz Linda Thompson.
El Pantera, que fue producido entre 1971 y 1991, había llegado al mercado estadounidense gracias a un acuerdo entre Ford y Alejandro De Tomaso. Desde hacía tiempo Ford quería asociarse con algún constructor italiano para introducirse en el mercado de los deportivos y tras el fracaso de las negociaciones con Ferrari, De Tomaso tomó su lugar.
El empresario argentino no tuvo inconvenientes en aceptar las reglas del gigante yanqui, que además de comprarle parte del paquete accionario se comprometió a entregarle la mecánica para sus modelos. Así llegó el Pantera a la tierra de Tío Sam y con un solo objetivo: destronar al Corvette de Chevrolet.
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El vehículo, de dos plazas, fue diseñado por el holandés Tom Tjaarda; mientras que la parte mecánica estuvo a cargo de Gian Paolo Dallara. El chasis se hizo con un monocasco de acero, tenía suspensiones independientes, diferencial de deslizamiento limitado, discos de frenos ventilados y llantas de magnesio. Contaba con un motor central Ford V8 que erogaba entre 285 y 330 caballos de potencia según las versiones y una caja de cambios transaxle heredada del Ford GT40.
Elvis fue uno de los primeros propietarios del Pantera y lo usaba para ir de acá para allá con su novia. Sin embargo, un día el deportivo le falló y pagó caro el error. El cantante había discutido con Linda y en medio de la pelea le pidió que se bajara del auto. Ella lo hizo sin miramientos. Elvis, aún enardecido por la discusión, quiso irse del lugar. Puso el auto en marcha, pero el Pantera no arrancó.
Enfurecido, El Rey no tuvo reparos en hacer justicia a su modo. Tomó una de las armas que siempre tenía en su poder y le disparó al auto tres veces. La leyenda cuenta que tras recibir los tres balazos el Pantera sí arrancó, aunque nunca nadie lo pudo confirmar.
El deportivo aún existe y está en exhibición en el Petersen Automotive Museum de Los Ángeles. Por supuesto, aún tiene los tres orificios consecuencia del ataque de ira de Elvis.