Hace muchos años las empresas tabacaleras tenían un rol importantísimo en la Fórmula 1 a través de los auspicios a diferentes equipos. La British American Tobacco era una de esa compañía que aprovechaba la repercusión de la categoría para demostrar sus diferentes marcas de cigarrillo. A fines de la década de 1990 el empresario inglés Craig Pollock, que era conocido por ser el manager del canadiense Jacques Villeneuve, convenció a BAT de comprar un equipo y dejar de ser un mero sponsor.
Pollock apuntó los cañones a Tyrrell, escudería que subsistía del recuerdo de sus años dorados. La transacción se llevó a cabo en 1997 por 47 millones de dólares. Mientras se ponían las cosas en orden y se seguía avanzando en el proyecto, Tyrrell mantuvo su denominación hasta 1998. Así fue que en la temporada de 1999 surgió, oficialmente, la nueva escudería llamada British American Racing (BAR). ¿Sus pilotos? Villeneuve, que en 1997 había logrado el cetro con Williams; y el brasileño Ricardo Zonta, que llegaba a la Máxima con dos títulos bajo el brazo, el de Fórmula 3000 en 1997 y FIA GT en 1998.
El auto fue concebido por Reynard, una empresa británica que por esos años construía todo tipo de chasis para categorías como ChampCar (actual IndyCar), Fórmula Nippon, y Barber Dodge. La motorización, en tanto, corrió por cuenta de Supertec, dirigida por el italiano Flavio Briatore y que utilizaba los impulsores Renault RS9 construidos por Mecachrome.
El nombre elegido para aquel vehículo fue BAR PR01 (PR por Pollock y Reynard) y su presentación causó revuelo, tanto como la del equipo estadounidense Haas con su referencia a la bandera de rusa en su monoplaza para 2021. Pero en este caso por la decoración de los monoplazas de Villeneuve y Zonta.
La máquina del canadiense era blanca con vivos rojos en referencia a su único patrocinador: Lucky Strike; mientras que la del brasileño, azul con detalles en amarillo por su gran sponsor: 555. Ambas marcas de cigarrillos propiedad de BAT.
La original idea de Pollock de hacer correr a sus dos autos con diferentes libreas duró lo que un suspiro. La Federación Internacional del Automóvil tomó cartas en el asunto y sacó a relucir el reglamento que indicaba –como en la actualidad- que los coches de un mismo equipo deben tener los mismos colores, con solo pequeñas diferenciales como su número y el nombre y la bandera de la nacionalidad del piloto.
En BAR encontraron una simple solución: unir los diseños. El lado derecho quedó para 555 y el lado izquierdo, para Lucky Strike. La trompa se pintó de plateado y se le agregó en la decoración una cremallera abriéndose para darle visibilidad los pequeños patrocinadores. Además, el alerón trasero también tuvo una doble imagen: Cuando el auto se veía de frente se destacaba el logo de 555 y cuando se veía de atrás, el de Lucky Strike.
En aquellas carreras en las que se impedía la publicidad de tabacaleras, los logos fueron reemplazados por unos símbolos en el caso de 555 y la leyenda “Run Free” para Lucky Strike. Villeneuve fue el piloto Lucky y Zonta el 555. La vestimenta de los mecánicos coincidía con la de los corredores a los que asistían.
Los resultados logrados por BAR en su primer año fueron tan desastrosos como la apariencia de sus dos autos. Villeneuve abandonó en 12 de las 16 carreras y Zonta en siete de las 13 que corrió. El mejor resultado, en definitiva, lo consiguió el finlandés Mika Salo, quien sustituyó en tres carreras al brasileño afectado por una lesión. El nórdico fue 7° en el GP de San Marino y eso fue lo más cerca que estuvo el BAR PR01 de la zona de puntos (en aquellos años sumaban los seis primeros de cada GP).
Pese a ese debut poco auspicioso, las cosas mejoraron para BAR al año siguiente. Ya con Honda como motorista el equipo comenzó a pelear en la mitad del pelotón. Tal como había hecho con BAT en su momento, Pollock convenció a la marca japonesa de comprarle el equipo, algo que hizo efectivo en 2005.
Esta licencia, que había comenzado con el equipo de Ken Tyrrell en 1970, cambió de manos otras dos veces. A fines de 2008, como consecuencia de la crisis económica mundial, Honda decidió retirarse y le entregó toda la estructura a su ingeniero Ross Brawn, quien fundó el Brawn GP. El equipo, que cerró trato con Mercedes para correr con sus motores, fue invencible en 2009 con el británico Jenson Button. Tras esa temporada exitosa, Brawn le vendió el team justamente a Mercedes, que ha sido invencible desde 2014…