En las últimas ediciones del rally Dakar, los equipos con grandes presupuestos tenían a una persona encargada de analizar los road-books de cada etapa y elaborar rutas ideales a través del uso de diferentes tecnologías, algo que iba totalmente contra el espíritu de la competencia.
Pero los Mapmen, tal como eran conocidos estas personas, no tendrán lugar en la próxima aventura dakariana que se realizará en Arabia Saudita. Como tampoco cualquier dispositivo que suponga una ventaja al momento de desandar las arenas saudíes.
Para evitar engaños se tomaron dos medidas. Una medida es el sistema de road-book pintado. Se trata de un libro de ruta que ya está marcado con todos los peligros de la etapa y que será entregado solo unos minutos antes del inicio de la especial y no con 12 horas de antelación como sucede habitualmente. Por una cuestión operativa esto se aplicará en al menos cuatro etapas, aunque que podrían ser seis jornadas.
Además se tomará otro recaudo: en autos y camiones se colocará una cámara on board. Esta medida alcanzará a los principales equipos.
“Trabajamos mucho en controlar la información del recorrido. Siempre hay quien tiene GPS en el coche y quien conoce el track, pero vamos a parar con todo esto. Con las cámaras vamos a verificar qué hacen dentro, si tienen GPS, teléfonos… Queremos equilibrar la carrera para que todos tengan las mismas opciones”, aseguró David Castera, el director general de la competencia.
Será realmente así o, como dice el dicho, “hecha la ley, hecha la trampa”…