Mientras que en la Argentina se sigue esperando por el reinicio de la actividad, en otros países de la región el automovilismo ya tiene sus motores en marcha. El Stockcar Brasileño inició su certamen el mes pasado y este fin de semana hará lo propio el Superturismo Uruguayo (STU), la principal categoría del ámbito charrua. Para conocer más de esta especialidad primero hay que saber cómo está estructurado el deporte del otro lado del Río de la Plata.
El Automóvil Club del Uruguay (ACU), fundado en 1918, está afiliado a la Federación Internacional del Automóvil y, en consecuencia, es la entidad que tiene el poder deportivo en territorio uruguayo. No obstante, la fiscalización pasará en breve a manos de la Federación de Automovilismo Deportivo. La organización de los campeonatos, en tanto, está a cargo de la Asociación Uruguaya de Volantes.
“AuVo”, como se le dice cariñosamente, cuenta con 80 años de historia. Bajo su órbita están el STU, la Clase 2, Súper Escarabajos, la monomarca Súper Sonic, el Turismo Histórico, la Fórmula 4 Uruguaya y la Fórmula Vee.
El STU y la Clase 2 están gestionadas por un fideicomiso creado a partir de la iniciativa de Gustavo De León. Está conformado por una veintena de socios, entre pilotos y dueños de equipos. “Es casi como una cooperativa”, ejemplifica Rafael Fernández, su codirector.
Este sistema administrativo, aplicado años atrás por la Fórmula 2 Codasur y el TC2000 original, le permitió a la categoría lograr un avance tecnológico importante en 2015 con la incorporación de un monomotor Cosworth YDE 2.0L que eroga 225 HP a 8.000 vueltas. “Vendemos sponsoreo, alquilamos motores, proveemos repuestos. Todo lo que se recauda se reinvierte en el mantenimiento y en la difusión de la categoría. Es una asociación muy transparente”, le aclara Fernández a Automundo.
A diferencia de lo que sucede en la Argentina, en el STU no existen pilotos profesionales. “Hay gente que corre sin poner un peso y con un buen nivel de patrocinio. Tal vez les quede plata en el bolsillo, pero no viven del automovilismo”, explica el directivo.
El Superturismo cuenta con un parque de unos 26 vehículos por demás atractivo. Se parte de un auto de serie reforzado con una estructura tubular al que se le hacen las modificaciones necesarias para colocarle el motor inglés. Además, todos utilizan los mismos frenos y la misma caja de velocidad Sadev ST82-14 de sexta con blocante y powershift (sin paddle). Los neumáticos son los TOYO R888-R semi slick 205/50 R15.
Compiten modelos del segmento B como Chevrolet Onix, Citroën DS3, Ford Fiesta, Audi A1, Hyundai Accent, MINI, Peugeot 208, Renault Clio IV y Clio Mio, Toyota Etios, Suzuki Swift, Volkswagen Gol y Golf. “Varias marcas han apoyado desde el arranque, en los últimos años es notorio el compromiso de Toyota a través de su importador en Uruguay”, apunta Fernández.
Hay mucha mano de obra argentina, tanto de mecánicos como de ingenieros que aportan sus conocimientos sobre este tipo de vehículos. Gaby Rodríguez, uno de los gurúes del Turismo Nacional, es uno de los más requeridos.
Debido a la diversidad de autos, el STU utiliza un reglamento que intenta equiparar a todos los modelos. Y un detalle: la normativa no se cambia con la temporada iniciada. “Si nos equivocamos lo sufrimos todo el año”, dice Rafa.
Además de una equidad técnica, la división utiliza un interesante sistema de lastres. Medio kilo de plomo por punto sumado y, adicionalmente, 15 kg, 10 kg y 5 kg para los tres primeros. El límite de lastre para este año es de 60 kilos, 20 menos que en 2019. La fórmula ha resultado exitosa: En el certamen pasado hubo ocho ganadores diferentes en diez fechas y, además, 18 de los 20 pilotos que corrieron subieron al podio.
Como se sabe, Uruguay no tiene demasiados autódromos es por eso que la actividad se concentra en el legendario El Pinar, propiedad del AuVo, el polideportivo Ciudad de Mercedes en Soriano y el Eduardo Prudencio Cabrera de Rivera. Todas las categorías de pista comparten fecha y escenario en un auténtico festival de la velocidad. Las competencias de STU y las de Súper Escarabajos son televisadas en vivo y en directo por TV y streaming debido a su relevancia.
El calendario habitual del Superturismo cuenta con diez fechas, aunque en 2020 serán ocho. Hasta el año pasado el evento más relevante era la visita al autódromo Hermanos Gálvez de Buenos Aires para acompañar al Súper TC2000 en sus 200 Kilómetros…
La pandemia obligó a postergar el inicio del presente certamen, que arrancará el fin de semana en El Pinar. Habrá dos carreras (el sábado en el circuito 2 y el domingo en el 1) y el esquema se repetirá durante otros tres eventos. “Evaluamos diferentes alternativas para el campeonato como arrancarlo ahora y terminar en 2021. Pero se decidió hacerlo íntegramente este año pese a que puede ser un poco complejo”, apuntó Fernández.
Como indica la nueva normalidad, al menos en esta etapa, las competencias se hará a puertas cerradas y con un estricto protocolo avalado por la Secretaría Nacional de Deporte. Se está analizando la posibilidad de que en algunos eventos haya público, aunque en una cantidad reducida.
El 3 y 4 de octubre las categorías viajarán hasta Mercedes si es que puede haber público. Eventualmente, la acción se mantendrá en El Pinar. Allí también se realizarán las presentaciones del 7 y 8 de noviembre y 5 y 6 de diciembre. En todos los casos, en la jornada sabatina se realizarán dos entrenamientos, una clasificación y la competencia; mientras que los domingos se repetirá el esquema, pero con un ensayo menos.
Pese a la pandemia de coronavirus el automovilismo poco a poco vuelve a la normalidad en una nueva normalidad. Ya sucede con los torneos más relevantes del deporte motor y también en países vecinos como Brasil y ahora Uruguay. Y sí… Porque la vida continúa, solo es cuestión de adaptarse.
