En la previa de la 88ª edición de las 24 Horas de Le Mans, el argentino José María López había comentado, en modo risueño, que a él le tocaba “bailar con la más fea” por tener que conducir de noche el Toyota TS050 HYBRID N° 7. Y esa frase ahora toma otra dimensión ya que en su segundo turno de manejo debió salir con el cuchillo entre los dientes para recuperar el tiempo que se perdió durante la reparación del turbo que complicó al japonés Kamui Kobayashi.
Cuando la competencia había llegado a su ecuador, el oriental ingresó inesperadamente a boxes en el giro 193 por una falla en el turbo derecho y ahí perdió el primer lugar que había consolidado junto a sus compañeros en las primeras horas.
Los mecánicos del Toyota GAZOO Racing metieron el auto en boxes debido a la gravedad del desperfecto. Media hora después el nipón, que había heredado el volante del inglés Mike Conway, volvió a la pista a siete vueltas del neocelandés Brendon Hartley, que con el otro Toyota aprovechó el incidente para capturar el primer lugar.
Una vez de nuevo en acción, Kobayashi “voló” en el circuito de La Sarthe con el objetivo de acercarse a los líderes. En la vuelta 204 le pasó la conducción del vehículo a López, quien ahora tiene la responsabilidad de mantener el veloz ritmo y achicar lo más posible la brecha para mantener las opciones de ganar.
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